domingo, 29 de diciembre de 2019

Dos mil veinte

Dos mil veinte
El pasado está presente,
en el nuevo dos mil veinte,
aun siendo tan diferente,
somos solos tú y yo.

Nada cambia en Año Nuevo,
no pierdo las esperanzas,
la salud a mí me alcanza,
para verte los festivos.

El tiempo marca distancias,
ojalá pudiera verte,
para repetir los besos,
pero no tengo constancia,
de que seas la luz del alba.

Hay días sin fin,
mañanas sin pasados,
y tardes sin futuros.

El tiempo pasa volando,
hay cazadores tantos,
como disparos a las nubes
sin caer ningún regalo.

Sin querer queriendo,
la fiebre, parpadea en mi corazón,
su primer rayo me alcanza,
y muerto soy.

Nadie lo advierte en tus ojos cansados.

Autor Nico Pozón Requejo


jueves, 26 de diciembre de 2019

Nadie está a salvo

Nadie está a salvo
Nadie está a salvo,
de los colores de la primavera,
ni del arrugado cuerpo del otoño,
cuando te desnuda el tiempo.

Nadie esta salvo
de la frescura del alma,
que al corazón ruboriza,
anhelando tu caricia.

Nadie está a salvo
de esa mirada tuya,
tan insinuante y ardiente,
que pone roja a la luna.

Nadie está a salvo
de lanzar sus ilusiones
a un mar infestado de tiburones
donde las olas mecen el futuro.

Nadie esta salvo
de las fiebres del verano,
cuando las mariposas vuelan,
a tus pechos adolescentes.
Copyright © RTPI 16/2019/1187


lunes, 23 de diciembre de 2019

Navidad dulce Navidad

Navidad, dulce Navidad
La invité a que viniera
a visitar mi ciudad,
y si por disfrutar fuera,
no hay otro día más hermoso,
que el día de la Navidad.

La Navidad es como un sueño,
que mece la ausencia,
de aquellas personas,
que nunca se olvidan.

Una súbita añoranza,
me llena de fantasía,
cada vez que pienso en ella,
resurge en mi la alegría.

Será que sigo sin despertar,
de aquel beso que la di,
nada más llegar,
el éxtasis de mis ojos.

Trasluce en mi alma el encanto,
me da sonrojo escuchar,
lo que habla el pensamiento,
<<aunque otros te quieran, yo te amo >>

Le ofrecí mi amor sin condición, 
campanadas encendidas,
de un volcán en ebullición,
me lo susurra al oído,
viviré dentro de tu corazón

Busqué su cuerpo, vibrante,
acechando la noche.
entonces vi caer su ingenuidad,
encendida de rubor,
la ilusión de un despertar
suspirando bajo mi carne.

Con la luz del día, llamando,
con aires de exultación,
escucho hablar a su alma,
en esta gloria bendita,
solo hay espacio para dos.
Autor: Nico Pozón Requejo 22.12.2019



viernes, 20 de diciembre de 2019

Cosas que mueven la vida

Cosas que mueven la vida
Cuantos momentos vividos,
que no tienen recorrido,
y cuantas cosas sentidas,
que parecen sin sentido.

Cuando el entendimiento deje de pensar
y la vida vuele en libertad,
la razón y el corazón volverán a rimar
y el alma se colmará de belleza y paz.

Los sueños mueven la vida,
son como objetos perdidos,
que al expresarlos, pierden su rumbo y sentido,
porque poetas ha habido.

que asedian al corazón
con rimas enmudecidas,
¿es la magia de la vida
o es la fuerza del amor?

No es una mera expresión,
la veo en la sonrisa, que acaricia tus labios
helados, porque nunca han besado,
el alma de una mujer.

Cuando la noche se apaga,
se enciende el amanecer,
y sin hablarnos decimos, cosas
de esa mudez, sedienta en que vivimos.
Copyright © RTPI 16/2019/1187


lunes, 16 de diciembre de 2019

Más allá de la otra orilla

Más allá de la otra orilla
Algún día cuando el amor,
no sea una tabla de salvación,
el tiempo romperá los cristales del corazón
y se evaporará en mi mente.

Más allá de la otra orilla,
el amor sueña despierto,
los embates de las olas,
festejan sus vínculos con el viento.

Soy espíritu de espuma,
desnudo como el silencio,
con espinas lacerantes,
que caminan en el tiempo.

Por las sombras de la noche,
por los huellas del deseo,
entre pétalos y aromas,
entre el pudor inconfeso.

Hermosa son sus pupilas,
soles radiantes de fuego,
y sus provocativos labios,
son el néctar del recuerdo.

Más allá de la otra orilla,
algunos rayos de luna, palidecen
con el roce de sus dedos,
y su nacarada frente un ángel de terciopelo.
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jueves, 12 de diciembre de 2019

¿Dónde habita el amor?

¿Dónde habita el amor?
Del amor no supe nada,
hasta que su férvida llama,
abrasó mi palpitante pecho,
entonces supe donde reinaba.

El amor no habita en nuestros labios,
ni en nuestra boca,
ni en nuestros púdicos genitales,
ni siquiera depende del corazón.

El amor vive en la mirada,
mis ojos antes vacío,
se salen de sus órbitas,
al verse en el espejo de los tuyos.

Un breve instante donde la sangre
delata las señales del corazón,
y sucede algo increíble,
mi sangre corre hacia tus ojos,

Y un raudal de hondas,
como una flecha avanza,
hasta yacer dentro de las cuencas,
de tu excelsa mirada.
Copyright © RTPI 16/2019/1187


domingo, 8 de diciembre de 2019

La encarnación

La encarnación
Nuestra vida es como un río,  antes de nacer la voz de la madre arraiga en sus aguas y cuando nace el llanto, la pone en movimiento sin mediar palabras, su trasparente figura refleja su inocencia.
Carece de equilibrios y unas manos la salvan del naufragio,  la magia de la primavera florece con cierto júbilo y la experiencia camina entre el oscilante vaivén y el nerviosismo temeroso hasta encontrarse con aguas conocidas  para desplegarse en el paisaje.
Navega obsesionada con el factor tiempo hasta que su lozano verdor emerge desde la esencia más fecunda del miedo, advierte que un hada misteriosa le tiende sus blancas alas, la escruta con la mirada y asiente.

Respira belleza, la dulce miel brota de sus labios y el amor se desborda en su boca y con ardiente pasión el fuego de su ternura, incendia los corazones y es tal la fuerza de sus encantos, que bajo la alameda celestial se quiebra un clamor de rosa, siente que las orillas se agitan y los rápidos anteceden al paraíso. 
No hay eternas primaveras, la honda raíz que filtró su fragancia y le dio erotismo y exuberancia se marchitó con el tiempo y las canas salpicaron de otoño, y es el viento que la deshoja, profeta de la sal y del crepúsculo, el que la inclina ante el mandato de la muerte.
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miércoles, 4 de diciembre de 2019

La insípida gota

La insípida gota 
La insípida gota,
al verse cubierta de rocío,
dijo: No hay cielo tan lindo como el mío,
soy la más bella,
de las estrellas,

Que pueblan el orbe por la mañana,
mientras en mi lecho se ocultan nubes,
para atrapar al sol que entra por mi ventana,
cuando un sonido palpable en onda sube.

Todo en la vida es tan repentino,
que cuando el rocío te hace diferente,
y el pálido sol no alumbra tu camino,
las sombras de la noche son signos florecientes,…

Envuelta en su traje de rocío,
tejido con lloviznas y guirnaldas,
sintió un fuerte escalofrío,
punzante dardo en su espalda.

Todo su ser se estremece,
cuando la niebla se esfuma,
su alma ya no florece,
y la intemperie le abruma.

Adiós insípida gota,
por avatares del vuelo,
se cruza el alba en su cielo,
y la burbuja explota.
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sábado, 30 de noviembre de 2019

La sombra del más allá

La sombra del más allá
Sin memoria de mí,
anegada a tu cruz,
renacida de ti,
me hago carne de luz.

En los brazos del olvido,
en la esencia de la nada,
tu amor mi prisión ha sido,
cuando estaba enamorada.

Y marché con aquel traje de luna,
de encendida elegancia,
luciendo mi piel moruna,
con las brisas de la infancia.

Decapitado el amor,
en trozos de carne viva,
alerta mi corazón,
sin memoria no hay vida.

Ese polvo enamorado,
con el viento viene y va,
sonriendo al pasado,
la sombra del más allá.
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martes, 26 de noviembre de 2019

Hace tiempo...

Hace tiempo…
Hace tiempo que en ti siento,
la inmensidad del silencio,
y tus ojos no me miran con amor,
¿por qué el amor es tan ciego,
que no siente al corazón?

Aún recuerdo tus íntimos sentires,
tu sonrisa, tu cielo, tú color,
la magia de tus besos,
tus besos encendidos,
¡por ellos, que no daría yo!

No digas que se agotado el amor
si en el silencio, escucho tus palabras,
aunque nunca pronunciaras una frase de perdón,
siento bandadas de aves, atravesando mi alma.

No puedes imaginar, lo bonito que es soñar,
cuando la noche te envuelve, en un mundo imposible
de increíbles fantasías y la magia me levanta de mi lecho
para encontrarme contigo y  escuchar nuestros latidos.
Copyright © RTPI 16/2019/1187




viernes, 22 de noviembre de 2019

Ella era, ¡bellísima!

Ella era, ¡bellísima!
Acuérdate de olvidarte,
de aquellos campos de trigo,
que regaban las mañanas,
las de nuestro amor furtivo.

Aún recuerdo como era,
ella era, ¡bellísima!
era el canto del viento,
la brisa de la mañana

Era azulada armonía,
como el arrullo del agua,
era amor y era dulzura,
que me enciende y que me abrasa.

Ella era, un soplo de Dios,
para vivirla y amarla,
alborotando el silencio,
que encadenan nuestras almas.

Ella era, pura fantasía,
que la mente recreaba,
pues se llevaba mi esencia
al crepúsculo del alba.
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martes, 19 de noviembre de 2019

El corazón del otoño

El corazón del otoño
Aquel otoño amaneció radiante,
el aire había disipado las nubes,
y los ecos de la tormenta,
se empapaban del paisaje.

El aroma de la tierra me lleva a sentir,
el corazón del otoño, místico y sensual,
a veces los hilos del silencio,
me elevan al cielo, dejándome tocar su belleza.

A mis pies las hojas muertas,
bailan a golpe de viento,
se juntan con las tinieblas,
que pueblan el firmamento.

¡Ay!, qué pena de criatura,
con el velo en el altar.
vaga por cielos y suelos
su naciente sensualidad,

Nunca miraron sus hojas,
cuando germinó la flor,
nunca besaron su cáliz,
cuando floreció el amor.

Palidece el otoño,
encerrado en su silencio,
y en honda calma se inclina,
como un corazón muerto.
Copyright © RTPI 16/2019/1187



viernes, 15 de noviembre de 2019

El caballo blanco. (La heroína)

El caballo blanco.
(La heroína)
Cuando montas al caballo,
se desbocan los sentidos
vuelan amapolas blancas,
al paraíso perdido.

Allí el sol no tiene ojos,
tu luz no tiene sonido,
mariposas en silencio,
vuelan buscando su nido.

Enganchado al caballo,
por las calles del olvido
sobre su desnuda grupa,
sueñan los ojos perdidos.

Suspirando sin encontrar la salida,
en el umbral de la noche,
entre espasmos de vida,
el más atroz de los coces.

Atrapado en la penumbra
de su angustiosa mirada,
su indescifrable expresión,
se va perdiendo en la nada.
Copyright © RTPI 16/2019/1187
 

martes, 12 de noviembre de 2019

Una muerte anunciada

Una muerte anunciada
Por una vez habla sin ceremonia,
habla  de su persona, de sus convicciones,
de cuando la dicha inundaba todos los rincones de su ser.
La brújula de la nostalgia anunciaba temperaturas bajas,
fue el momento del cambio y no supo leerlo.
(El oráculo le había pronosticado un futuro incierto),
pero él creía que le bastaría con sus palabras para iluminar a los suyos,
el impacto político de sus decisiones era como una bomba de otoño,
que lo iba a deshojar tras un borrón total en su memoria.
No supo manejar el éxito inicial y propagó la frustración sobre los suyos.
Por un segundo un pequeño tiemblo de sorpresa, y el frío se convirtió en escarcha, se está yendo, se está diluyendo…
La llama que iluminó su sueño vuela agonizante a la penumbra del recinto,
después las pavesas se izaron al aire, amarilleando los silencios.
Autor: Nico Pozón Requejo

sábado, 9 de noviembre de 2019

El silencio te delata

El silencio te delata
Un misterio que uno advierte
en esos ojos de luz que dan fuerza a las palabras,
cuando se escucha el silencio,
y el corazón en versos habla.

Sin tocarte yo te siento,
tu belleza arrebata,
cuando la brisa se mueve,
se percibe tu fragancia.

De tu alma los pecados,
en vano ocultarlos tratas,
bajo el temblor de los celos,
el silencio te delata.

Resbala el desnudo anhelo,
gasas, encajes y velo,
¡oh princesa temeraria!
del paraíso al infierno la frontera es muy delgada.

Flotaban en pleno espacio,
los suspiros y palabras,
mientras en tu lecho nupcial,
la traición se consumaba.
Copyright © RTPI 16/2019/1187



miércoles, 6 de noviembre de 2019

Acaso no ves...

Acaso no ves…
Acaso no ves, que con mis labios,
sedientos de placer,
recorro los surcos de tu piel,
y aún me parece ver, aquella hermosa mujer.

Esa quietud de mis ojos
donde se pierde el silencio
cuando los años se ausentan,
con lágrimas de destierro.

Duerme mi alma cansada,
bajo la colcha de acero,
cuando te evoco mi amada,
se abren las puertas del cielo.

Acaso no ves,
que has olvidado que existo,
¿dónde está tu cuerpo ahora?,
-a perderte me resisto-

Cuando juntamos las manos,
en oro el verso brilla,
vuelve el alba y el ocaso
con sus rosas amarillas.
Copyright © RTPI 16/2019/1187