El refugio de mi alma

El refugio de mi alma

En tus ojos yo veía,

el refugio de mi alma,

engendrando paraísos,

azules, rojos, y malvas.

 

 ¡Oh!, aquellos labios alegres,

que a los míos sonreían,

como alas de mariposas,

en mi boca se vacían.

 

Cuantas veces soñé,

con su boca de ensueño,

con su lengua de fuego,

de incitantes fragancias,

 

Con ansias de ternura,

me enlazo a ella,

¡oh, delicia inenarrable!

¡sufriente, gozosa y bella!.

 

Navegaba en mi mente,

desde siempre,

me atrae y me cautiva

todo mi cuerpo arde.

 

Me derrito embelesado,

soñando con sus sueños,

y al despertar, esa ilusión amada, me besó,

con toda la pasión de estar enamorada.

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Soy esclavo de mi sombra

Soy esclavo de mi sombra

Soy esclavo de mi sombra,

como lo es el sol del cielo,

la luna es de la noche,

y las hojas son del viento.

 

La palabra es de la voz,

y la llama es del fuego,

la vida es de la muerte

y el despertar es del sueño.

 

A mí me sigue mi sombra.

como el mar sigue a sus olas,

la golondrina al verano,

y la luz a la farola.

 

Me trajo el viento una sombra,

una estrella silenciada,

con tanta pasión y fuego,

que me helaba las entrañas.

 

Siento una honda tristeza,

que ensombrece a mi alma,

es como un presagio oscuro,

que a mi corazón apaga.

 

Mi cuerpo es la clara sombra,

de algún escondido fuego,

esmeralda de ojos triste,

arrumbada en los recuerdos.

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Amarte, amarte…

Amarte, amarte…

Ella siempre me decía,

mi amor no es pasajero,

hago todo lo posible.

por retener al viajero.

 

A veces le preguntaba,

¿Tu amor es firme y sincero?

y ella siempre contestaba:

Mi amor es tan profundo,

que no hay nada en este mundo,

que cambie el alma de rumbo,

cuando mi meta es tu cielo.

 

Te quiero tanto, te quiero,

porque tu mirada es limpia,

y vives tanto en mis sueños,

que yo quisiera ser tuya,

como la carne es de los huesos.

 

Te quiero tanto,  tanto te quiero,

sin ti no vivo, por ti yo muero,

amarte, amarte…

y hasta en la muerte, yo desearte.

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Al servicio del predicador

Al servicio del predicador

El mundo actual ha perdido el norte, y sus predicadores envenenan la atmósfera en que vivimos.

Es urgente bajar de sus poltronas a esas mentes huecas que nos marcan el rumbo, su ansia de liderazgo es tan alarmarte como su falta de imaginación y compromiso.

Todo es pura retórica, vendedores de humo adoctrinando a las masas al servicio de su ideología.

La actual escena nos muestra, un espectáculo bochornoso de caciquismo colectivo, manipulando el sistema de forma insolidaria.

Los mediocres son tan ambiciosos que se unen contra el que evidencia valía.

 Y el que demuestran talento y puede cambiar el sistema, “hace mutis por el foro”, siempre al servicio del predicador, jamás muestra su ingenio, porque si no, lo deja fuera la foto.

Cuando el predicador habla en público para imponer sus ideas aunque no las tenga, hace ensayos deliberados de aquiescencia, sonrisas fingidas, aplausos...

Así mantiene su aura de converso, convencido de que algún día escalará hasta lo más alto, ese será el punto de arranque para terminar convertido en un personaje podrido y manejado por gentes sin escrúpulo, un sujeto fundamental para la estrategia del predicador y también un gregario con dinero.

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El perro y el caballo

 

El perro y el caballo

El hombre quiere a su perro,

como quiere a su caballo,

no se olvidará jamás,

de los servicios prestados.

 

Son dos buenos compañeros,

que se brindan por entero,

al servicio de su dueño,

jamás arrugan el ceño.

 

Hoy no es igual que ayer,

al caballo se le fue,

su radiante primavera,

el perro le tomó la delantera.

 

Hoy resuenan en mi mente,

los relinchos del caballo,

siempre estará presente,

para hacerle mil halagos.

 

El perro es para el hombre,

noble y leal compañero,

obediente, cariñoso,

dócil y fiel escudero.

 

Al poema que hoy escribo,

algo importante le falta,

¡el nombre de mis amigos

lo confieso en voz alta!

Fueron:  Belcaire y Batalla.

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Vuela por mi pensamiento

Vuela por mi pensamiento

Despertó la primavera,

en la flor del pensamiento,

aquel instante sagrado,

su aroma, fue mi tormento.

 

Al albor de la mañana,

abrió su tierna mirada,

insomne busca mi beso,

por los rincones del alma.

 

Toda mi pasión se entrega,

agotando el embeleso,

mariposa del amor,

sedienta de nuevos besos.

 

En mi memoria resuena,

la poderosa ilusión,

besar sus labios quisiera.

vuelve a latir el corazón.

 

Al besar sus dulces labios.

pétalos de abecedario,

que son lenguas de nostalgia,

un te quiero sin palabras,

 

Dan al alma nueva vida,

los delirios, las pasiones,

en el corazón anidan.

 

Huelo su aroma de rosa,

en mi sediento desierto,

con alas de mariposa,

vuela por mi pensamiento.

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La feliz inocencia

La feliz inocencia

Soy la mano que mece la cuna,

la mano que sostiene el biberón,

gozoso con su alimento,

le sonríe el corazón.

 

Cansado estoy de mirarlo,

te queremos un montón

dispuesto en todo momento,

a succionar el pezón.

 

La magia del alimento

le desborda el corazón

llena tiene la barriga,

de leche y de mal humor.

 

Desnudo sobre mi pecho,

va madurando el amor,

creciendo como un ciprés,

hasta el infinito albor.

 

Sin embargo yo no quiero,

que al crecer pierda su esencia

que lo más puro del alma,

es la feliz inocencia.

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