Las ideas ocultan algo

Las ideas ocultan algo

Todas las ideas ocultan algo,

son como ráfagas evadidas

de un edén perdido, delirio

que flota en la íntima lejanía

de un recuerdo.

 

Como un fantasma del tiempo

se pasea por mi mente,

que locura, no duermo,

hace rato que llueve,

me atormentan esas nubes,

sin alas de inspiración,

con tan íntimos secretos,

que engendran desolación.

 

Revolotea como una abeja,

por el oscuro silencio,

rehúsa vivir en mi mente,

una colmena desnuda,

que ya no fabrica sueños.

 

Cuando estalla la tormenta,

evita ser descubierta,

elude cualquier encuentro,

veo su imagen difusa,

desafiando a mis versos.

 

El reloj dando las horas,

ella robándome el tiempo,

un temor, una profunda confusión

que caiga en brazos de otros,

yo me ahogo de dolor,

no puedo juntar las letras,

me falta la inspiración.

 

Las luces se van apagando,

las ideas no tienen alma,

la nostalgia es una difusa sombra,

que sin redención avanza.

Copyright © RTPI – 16/2023/1053

 

La memoria

La memoria

Es hermoso sentir como las ondas de la memoria dibujan de forma precisa vuestra imagen inmarchita de impaciente renacer, un misterio, un deseo, una reacción que caricia a caricia, sueño a sueño se desencadena en nuestro interior dando paso a esos instantes mágicos que embriagan los sentidos.

 Y es el amor el norte de la vida, una dulzura sin par, en los alegres días del soñar.

Un privilegio que nos descubre, la ingente capacidad que tenemos los humanos para recordar y trasformar nuestra realidad.

 Pájaros de la memoria, una jauría de recuerdos, nocturnas aves de gloria.

 La memoria se inquieta, viendo como el paso de los años, va degradando tu ánimo. Todo ha sido crecer y ascender, hasta alcanzar el don de la altura, luego declinas como cada mortal al vacío de la nada.

 Debo decir que la memoria es un organismo cerrado, una mina de oro donde se guardan preciosas perlas:

La inocencia del ayer,

la alegre primavera,

un acalorado beso prematuro del estío,

en los labios del dorado otoño,

cae sin aliento,

a la caldera helada del invierno.

Copyright © RTPI – 16/2023/1053.

 

La rosa del amor

La rosa del amor

Era tan bella,

que digo, ¡era bellísima!,

que si el mundo me dijera,

¿qué harías con ella?

 

Mil sueños me rondarían,

con el fluir de los versos,

el amor sueña despierto,

desnudo como el silencio.

 

Una dulce sincronía,

soplo incesante de amor,

su belleza cristalina,

es deseo y es emoción.

 

Absorto en su arquitectura,

trazaría con mis besos,

los segmentos de locuras,

que dan lugar al amor.

 

El nivel de su belleza

hace temblar la tristeza,

de un naufragio anterior,

hoy el aire es emoción.

 

Yo diría que el paisaje,

se viste de nueva vida,

en sus sensibles pupilas,

con sabor a ensoñación.

 

Una promesa de dicha,

un volcán en erupción,

es la magia de la vida,

es la fuerza del amor.

 

Los sueños mueven la vida,

no es una alucinación,

son los latidos vividos,

lo que activa al corazón.

 

Es tan mía la expresión:

“Tengo los labios helados,

porque nunca he besado

a la rosa del amor”

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En la selva del lenguaje

En la selva del lenguaje

En la selva del lenguaje,

los gritos y las porfías,

son las flores del paisaje,

entre tu vida y la mía.

 

Si tú levantas la voz,

mi alma se vuelve llama,

se me hincha como un globo el corazón,

muere el amor, explota y se derrama.

 

La vida es un infierno,

que a vivirla nos condena,

su cuerpo es eterno invierno,

y yo me muero de pena.

 

Los fantasmas del pasado,

serenan mi corazón,

gozos y penas callados,

fueron locura de amor.

 

Que tu amor aún vive en mí,

resiste a toda ironía,

no sabría qué decir,

del fin de esta agonía.

 

En la selva del leguaje,

se tejen abecedarios,

son las flores del paisaje

de perfiles solitarios.

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En mi mente tengo un sueño

En mi mente tengo un sueño

En mi mente tengo un sueño,

un sueño dormido,

que como un loco atrevido,

abandona la intimidad de las sombras,

y en cálidas metáforas, revive

aquella aventura de palpitaciones hondas.

 

La tengo tan cerca, que siento el amor

nacer dentro de mi corazón,

y se extiende por mi seso deslumbrado,

de nuevo recobro el afecto,

que el deseo deformara.

 

Ella ilumina la noche,

y todo su cuerpo es luz de caricias,

el viento mece las espigas,

y habla de sus besos,

y de aquel encuentro que un día,

en su ferviente primavera,

llevando dentro tan caliente hoguera,

quedamos unidos por la música de los fluidos.

 

Un manantial de placer, asoma por sus ojos,

de pronto me mira fijamente, y grita

como si le callera encima la bóveda del cielo,

un diálogo de suspiros, de gozo y de pasiones,

junto al fulgor de un recuerdo que vuelve

con soles de utopía de un otoño florecido.

 

En mi mente tengo un sueño

un sueño dormido que como un loco atrevido,

a veces me regala su imagen de gloria fulgurante,

con la misma esencia primaveral, de aquella tarde

que al susurro del viento, llegó el amor 

desnudando a las espigas como almas en flor.

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El vientre de la tierra

El vientre de la tierra

Viajar al vientre de la tierra,

es viajar a la oscuridad profunda,

al cielo de los mineros,

donde el aire ausente,

provoca asfixia.

 

Un pozo de tortura

donde el insaciable hollín,

se clava en el corazón de los viajeros,

consumiendo el tiempo que no tienen,

y que algunos nunca tendrán,

la posibilidad de disfrutar de él.

 

Hay destellos violentos,

que reclaman un cuerpo,

para descubrir que los sauces lloran

cuando las lágrimas nublan

el color de unos ojos.

 

Viajar al vientre de la tierra,

es viajar por escaleras audaces,

de un espacio pasajero,

con los gritos desatados

y las sonrisas cortadas,

al contemplar una galaxia moribunda,

hirviendo en el vacío del tiempo.

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La atmósfera verde

La atmósfera verde

La atmósfera verde, es un espacio por explorar, un mágico soplo de luz, donde los espíritus aprenden a volar sobre las frescas ondas de la inmensidad, son sus risas, violines arrulladores, una coral, con notas de suspiro, interpretando la sinfonía de lo desconocido.

Soñando pienso que el traqueteo de mi memoria, palpita al unísono con mi corazón y son los domingos cuando la dicha se extiende por la calle principal de la atmósfera verde, miro su belleza y derrite mis letras.

Oigo el pitido de un tren, el humo negro se extiende hasta tocar mi ventana, allí mi mente se asoma, no consigo ver tu cara, solo un bosque de árboles infinitos, salpicados por los trinos alegres de jilgueros y ruiseñores.

Cuanto más miro tu rostro más niña pareces, un ángel celeste que canta al amor, batiendo sus plumas, un sueño primaveral en la muda inocencia.

Cuantas veces cerré mis ojos para no ver como los padres se extinguen, y como el tiempo se come a la juventud.

¿Que será del mañana, cuando la cosecha de embriones sin código genético, florezca y la atmósfera verde sea madre de lo oscuro?

El pánico me inunda los pulmones y al despertar pude ver entre brumas, que todo el mundo dormía, mientras las almas volaban con caras ajenas, en formaciones triangulares, emitiendo sonidos extraños, como si quisieran abrir la caja de los sueños, -la eterna juventud-, donde hibernan las criaturas más bellas y así hacerlas suyas, esperando ser eternas.

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El amante embriagador

El amante embriagador

Mi corazón un amante embriagador,

loco por tu armonioso cuerpo,

por eso no quiere decir tu nombre,

temeroso de que pongas en mi boca,

otros labios que no sean los tuyos.

 

Transitan por su llama íntima,

ilusiones y anhelos,

inventando resplandores,

de lenguas vivas ardientes,

en sueño de corto vuelo.

 

Mi corazón, el amante de la dicha,

va reavivando su fuego,

con una llama imposible,

como si estuviera ciego,

para verterse vibrando,

dentro de gozosos juegos,

 

Tuya soy dijo ella,

y el amante embriagador,

cogió su mano y se perdieron en la noche,

con mis versos, tejiendo el horizonte,

un halo mágico envuelve los sentidos,

para emerger a lo descocido.

 

El paraíso se enciende,

al vaivén de las palabras,

con vocablos susurrantes,

que a los cuerpos entrelazan.

 

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¡Llámame por favor¡

¡Llámame por favor¡

Llámame cuando no puedas dormir,

porque nunca te atreviste a decir,

“Te quiero”

dos palabras que embriagan mis sentidos.

 

De ellas se escapan susurros prohibidos,

alboradas de caricias y besos,

removiendo los recuerdos sin piedad,

siempre creí que eras la mujer más bella

que mis ojos hayan visto.

 

Sin embargo elegiste, otro universo,

sé que mi amor no es perfecto,

creí que la felicidad era tenerte a mi lado,

grité cuando te perdí…

 

Ahora sé, que por mi sientes pasión,

que el fuego te quema por dentro,

que tienes roto el corazón,

que sus latidos son lamentos.

 

¡Llámame por favor, déjate llevar,

olvídate de todo lo demás!

Me gusta verte sonreír,

empapar tus labios con mis besos,

y mirarte con el alma,

para disfrutar de cada momento.

Llámame por favor!!! 

Copyright © RTPI – 16/2024/1053