miércoles, 9 de septiembre de 2020

La sed de la ausencia

La sed de la ausencia

Aprendí del agua,

que aunque escriba tu nombre,

mi amor no me moja,

hasta que mi alma esté sedienta.

 

En las alcobas del sueño,

todo se trasparenta,

tras la sutil cortina de tus pechos,

oigo el ritmo apacible de tu respiración.

 

Discurro porque mi amor,

ha de ser río, aunque no lleve agua,

y en esa reflexión remo hasta quedar sin fuerzas,

esperando que tus aguas confluyan con las mías.

 

Sobre aquel papel en blanco,

un desnudo pensamiento,

con los ojos de lujuria,

enciende la llama dentro.

 

Y nada más que el beso encontró tu boca,

se entregaron sin aliento,

aquel murmullo del agua,

me hacía subir al cielo.

 

Ese agua que me embriaga,

de tan inmenso placer,

es por la sed de la ausencia,

de aquella bella mujer.

 

Una lágrima, sí, ¡derramé una lágrima!

una lágrima azul, de verde esperanza,

hoy siento a la sangre como se disgrega,

se destapa el cielo, a la brisa fresca,

curando al instante la sed de tu ausencia.

Copyright © RTPI 16/2020/1580




2 comentarios:

  1. Para mí es un gran deleite navegar por las aguas de tu refinada inspiración.
    Te felicito

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  2. Cuando estás sediento de cariño con unas gotas de amor el alma se llena de alborozo.
    Un abrazo
    Eva Rocha

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