domingo, 21 de junio de 2020

Vergüenza ajena


Vergüenza ajena

No he querido mirar,

para que tú no miraras,

¡sentí vergüenza ajena!

 

Las gentes padecen incontenibles

impulsos de vanidad,

es como una extraña aspiración a lo divino.

 

Yo no quiero ser igual que los demás,

debo ser otro, y para serlo

tengo que apartarme de ti.

 

Me llena de terror que nadie me escuche,

que nadie me entienda, no es fácil para mí

dejar cicatrices en mi biografía.

 

No tengo palabras que emulen

la triste amargura de mi pensamiento,

-“ignorar lo que mi voz clama”-

 

Cuesta sangre, sudor y lágrimas,

entender que ser un perfecto idiota,

no da fuerzas de arrepentimiento.

 

Quiero creer que el postureo no existe,

y que sentir vergüenza ajena,

es una pálida mancha de rencor.

Copyright © RTPI 16/2019/1187

 


2 comentarios:

  1. Hay personas que son como árboles vivientes, con tanta osadía que dicen que esconden a un dios entre sus ramas.
    Me gustó leerte

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  2. En algunas personas vibra un impulso incontenible por hacer el ridículo.
    Un fuerte abrazo y mi felicitación

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