lunes, 7 de agosto de 2023

La Capilla Sixtina de Madrid


La Capilla Sixtina de Madrid

(Iglesia de San Antonio de los Alemanes)

 

Antes de comenzar a hablar del Templo y de sus espectaculares frescos, hay que dar alguna pincelada de su historia y de su singularidad.

En 1606, a instancia del Consejo de Portugal, Felipe III, (rey de España y Portugal), ordena la fundación de la Hermandad de San Antonio de los Portugueses con el compromiso de ayudar a los pobres.

Dicha Hermandad toma la decisión de construir una iglesia en honor a San Antonio de Padua, santo portugués. En su origen la iglesia servía como hospital y refugio para los peregrinos portugueses por ello, recibió el nombre de San Antonio de los Portugueses.

Las obras se iniciaron en 1624 y concluyeron en 1633. El proyecto original es del arquitecto y hermano jesuita Pedro Sánchez, retocado posteriormente por Juan Gómez de Mora, (arquitecto de la Plaza Mayor y la Casa de la Villa de Madrid), trazando una fachada sobria y austera, siendo el maestro de obras el arquitecto constructor Francisco Seseña.

La actual fachada es la original de estilo post-herreriano y la portada es barroca, conteniendo como única decoración, encima del dintel de la puerta, una escultura en piedra de San Antonio,  atribuida a Manuel Pereira.

Entre las singularidades del edificio destacamos la iglesia de planta elíptica y el chapitel que corona la cúpula por su forma octogonal y que es además el más alto de Madrid

 

Tras la independencia de  Portugal de la corona de España (1640),  la reina regente Mariana de Austria, segunda mujer de Felipe IV, y hermana del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, cedió el templo a  la comunidad de católicos alemanes residentes en la villa, cambiando su denominación a San Antonio de los Alemanes.

 

En 1660 Diego Velázquez tras su estancia en Roma, trae a la corte española a los pintores Ángelo Michele Colonna y Agostino Mitelli, para que hicieran el proyecto de decoración de la iglesia.

 

Pero no es hasta 1.662 cuando comienzan los trabajos de decoración de la cúpula de la mano de los pintores Francisco de Rizi y Juan Carreño de Miranda, suyos son los espectaculares frescos de la cúpula con la Apoteosis de San Antonio, los del tambor, las hornacinas con ocho santos portugueses y españoles son de Francisco Rizi.

Ambos adoptaron el estilo denominado “quadratura” por influencia de los pintores italianos, hasta entonces las cúpulas españolas se dejaban lisas, sin apenas decoración.  Esta técnica de la “quadratura” fue introducida en España por Colonna y Mitelli, supone pintar mediante trampantojos, es decir engañando al ojo, mediante el empleo de arquitecturas fingidas, que crean una sensación de que el objeto dibujado y representado es real.

En 1.960 una rotura de tejas además de producir una gran inundación, causó un gran daño en la bóveda y sus frescos, como consecuencia de ello hubo que restaurarla. Para ello se contrató al pintor y decorador napolitano Luca Giordano (españolizado como Lucas Jordán).

Él fue el encargado de pintar el tema de esta gran obra mural con escenas de los ocho milagros de San Antonio de Padua, y los ocho retratos de santos reyes europeo. Por cierto también tuvo que retocar la obra de Carreño de Miranda y Rizi

 

La sencillez y sobriedad de su fachada no da la menor pista de lo que te vas a encontrar en el interior, a simple vista parece una Iglesia más, sin nada que destacar, pero al traspasar el umbral de sus puertas es donde está la verdadera sorpresa, nos encontramos con 1.500 m² de superficie con unas sensacionales pinturas al fresco, donde la mirada se pierde en el formidable despliegue artístico que recubre de arriba abajo sus paredes, creando un ambiente de ilusiones ópticas, una explosión de belleza y colorido con un dramatismo y una escenografía que te atrapan desde el primer instante. Una muestra del ilusionismo barroco en todo su esplendor.

 


Hay que situarse en el centro de la misma y levantar la mirada para encontrarse de lleno con la espectacular cúpula que corona el interior del templo, tus ojos van de un lado a otro sin poder detener la vista en un lugar concreto debido a las numerosas imágenes que están representadas en la superficie de los muros. En lo más alto de la iglesia, como si del cielo se tratara, aparece la grandiosa escena de la aparición de la virgen y el niño a  San Antonio de Padua. El santo se apoya en una nube sujeta por ángeles alados y un haz de luz divina cae sobre su cabeza, en ese universo de gloria encontramos hasta ocho santos con escena de sus vidas.

La joya de la corona, así la definió  Felipe V, mientras que otros la llaman la Capilla Sixtina de Madrid.


Del retablo mayor original solo se conserva la majestuosa escultura de San Antonio con el niño Jesús de Manuel Pereira.

En 1.762, ya bajo el reinado de Carlos III se hace el retablo actual,  neoclásico, es obra de arquitecto Miguel Fernández y del escultor Francisco Gutiérrez, cuyos ángeles guardan gran similitud con los que creó por esa misma época para la Puerta de Alcalá.

De entre todas las esculturas destaca un  magnífico Cristo Crucificado.

 

Pero no acaba aquí las sorpresas de esta pequeña y maravillosa iglesia madrileña, ya que en los sótanos del templo está la cripta, (de cruz latina), en ella descansan los restos de dos infantas de Castilla: Doña Berenguela, hija de Alfonso X El Sabio y de Violante de Aragón, y la niña Constanza de Castilla, nacida del matrimonio entre Fernando IV de Castilla y Constanza de Portugal. Los restos de las infantas castellanas proceden del antiguo Convento de Santo Domingo, demolido en 1869.

Esta joya artística y arquitectónica es una gran desconocida que por su singular belleza merece mucho la pena visitar !Descúbrela¡

 

Autor: Nicomedes Pozón Requejo

Publicada en la Revista Cultural “La Talega”  Nº 47 – Agosto 2023

 


 

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