Cuatro bellezas tiene el año

Sueños de amor esperan,

De las sombras del invierno,

Florece  la primavera.

 

Jazmines, rosas y besos,

Fragancia de brotes tiernos,

Mariposas en las flores del cerezo.

 

Pasa la vida llega verano,

Fuego, calor del estío,

De los amores tempranos,

 

Calles desiertas radiantes,

Con los balcones abierto al desvarío,

Y el azul del mar por estandarte.

 

Vuela el otoño melancólico y triste,

Agoniza en crepúsculo tardío,

Con hojas de oro el cielo se viste.

 

Estrellas nocturnas con cuerpos dorados,

Amor de otoño, labios sombríos,

Voces desnudas del bosque deshojado.

 

Antes que los huesos se congelen,

Y despierte el invierno frío

La luna de marfil nuestro amor desvele,

 

Y los prados se cubran de rocío,

Cuatro estaciones de espíritus extraños,

Cuatro bellezas tiene el año.

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Nostalgia

Me hablaste de amor pero no te creí,

Nos rompieron los rumores,

Aunque creí olvidarte, pienso en ti,

Entre nostalgia  y temores.

Te recibí como brisa de la mañana,

De un mar inexistente,

Inundando las ventanas,

De dudas en mi subconsciente.

Recuerdo aquella barca perderse,

En las profundidades,

Quise llamar a la brisa,

En un mar seco de lágrimas,

Sentí el vaivén de las olas,

Llenas de silencios,

El tiempo borró tu presencia,

Llore y lloré, tu ausencia.

Pesqué en ese mar que el amor calma,

Tu cuerpo, inventando un lazo,

Saliste de las profundidades,

Del reino de las beldades,

Rompiendo en  cálido abrazo,

Con las cenizas del alma.

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Como el aire

Cuando quiere correr el aire vuela,

Su música despierta los sentidos,

Despierta a mi amor que está dormido,

Refugiado en el pálido color de la acuarela.

 

Aire que corres y vuela,

Pasa y acaricia su frente adormecida,

No alborotes  sus rizos de canela,

Vuela con su alma dolorida.

 

Ese aire que respiro, aire puro,

Ternura conduciendo al dulce canto,

Sonidos de tormenta, aire oscuro,

Que rompe los cristales de su encanto.

 

Se desvanece el aire tembloroso,

Que penetra en su cuerpo como el jade,

De su alma desnuda en abril ventoso,

Cuando habite el silencio, Dios se apiade.

 

Tu muerte dejó mi cuerpo helado,

El viento se llevó tu vida breve,

Tus labios fríos como la nieve,

Aturden al feliz enamorado.

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El beso

Me acerco a ti,

Siento tu cuerpo,

Rozo tus labios rosados,

De néctar de vida disfrazado,

 

Oigo a tu corazón,

Comienza la cuenta atrás,

A vibrar y palpitar,

Humedezco mis labios,

 

Es un momento que vale la pena vivir,

Cuando menos lo esperes,

Mi alma afilada, ese veneno cruel,

De la tierra te hará despegar los pies.

 

La conjunción de dos amores,

En un beso apasionado,

Nos quedamos parados, frente a frente,

Comienzo a besar hasta estremecerte,

 

Hasta robarte el alma,

Con mis besos,

Y fundirla con la mía,

¿De dónde vienen esas gotas temblorosas?,

 

Si el sol  brilla en tus pupilas,

Te sientes mujer dichosa,

Como la poesía más bella,

Si tus besos están en ella.

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Retinta de extremadura

Cuando Noé hizo el arca,

Cerdo y cerda embarca,

Retinta de casta pura,

Proceden de Extremadura.

 

En aquella edad primera,

La abundante montanera,

De bellotas y hierba era,

Era toda una ventura,

 

Aglutinando gordura,

Ese manjar de los dioses,

Fruto de los encinares,

De charcos y barrizales.

 

Qué bonito tus andares,

Aunque te llamen gorrino,

Rebuscas  por encinares,

Para criar buen tocino.

 

Te estás poniendo rollizo,

Para hacer buenos chorizos,

Y también buen salchichón,

Ya sueño con el jamón.

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La eterna felicidad

Entró como un rayo de luz en grave trayectoria,

No lo vio, ni lo escuchó, ni dio la cara,

Un pensamiento profundo,

Se grabó en su memoria,

 

Amor y muerte,

La más extraña pareja

De este mundo.

 

Quiso gritar pero su corazón

No resistió,

La vida es sueño,

 

Murió de amor sin una queja,

Una mujer llorando,

Besó su boca.

 

Nunca dejaré de quererte,

No tengas miedo, eres fuerte,

Donde hubo felicidad, no habrá muerte.

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A una estrella

Que sería de nosotros,

Si no existieran ellas,

¿Y cómo son las estrellas?,

Seguramente como ellas.
 

La vi bañarse desnuda jugaba con las olas,

Era como una estrella fugaz en una noche solitaria,

Una fuerza irresistible me empujaba a tocarla,

Rodéame con tus brazos y brillaré con luz propia.
 

Olas con ansias de placer nos atrapan en la arena,

Como no amarla,  si era tan bella como el cáliz de una flor,

Quiéreme más allá de la eternidad.
 

Un infernal deseo nos colma de gozo,

Su majestuoso cuerpo dilata las olas,

Era una diosa con amor divino,

Sus ojos atraviesan mí alma,
 

Hierve mi cuerpo,

Un temblor se apodera de mí ser,

Dejándome sin fuerza
 

Vamos a fugarnos con  la luna,

Nos espera en su cara oculta,

Navegué invadiendo su mar, rumbo al paraíso.

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