Revivo mi
juventud
cuando todo
se te graba,
cuando lo
que te decían,
de inmediato
procesabas.
Pasemos por
las escuelas,
recuerdo a
los profesores,
Cloti, Ángel
y Serafín,
hay que
enmarcarlos aparte.
En los
tiempos que corrían,
se
esforzaban en formarte,
con los
medios que disponían.
Llegada a
“La Academia”,
lo recuerdo
con cariño,
D. Isidoro
me apremia,
hay que
espabilar mi niño.
Con
paciencia e impaciencia,
con afán e
inteligencia,
y con los
medios a tu alcance,
hay que
agudizar el ingenio,
para salir
adelante...
El aprender
y saber,
resultará
apasionante.
Recuerdo a
los profesores,
desde José a
Teodoro,
y al frente
de todos ellos,
el director
Isidoro.
Tenéis que
estar atentos,
para forjar
un futuro,
adquirir
conocimientos,
el porvenir es muy oscuro.
Los ratos
libres que había,
amigos y compañeros,
sin tanta
tecnología,
lo pasábamos
de miedo.
Entre el guá
y la bilarda,
y otros
entretenimientos,
se nos
pasaban las horas,
no había
percepción del tiempo.
El día de
los exámenes,
una odisea
comenzaba,
se realizaba
un viaje,
el que nunca
se acababa.
Badajoz era
la meta,
a las cinco
la mañana,
era el toque
de corneta.
Con esta
mezcla explosiva,
que se podía
esperar,
forjados en
mil batallas,
la solución
aprobar.
Me puede aún
la nostalgia,
personas que
no se olvidan,
personas que
tienen magia,
que te
marcan de por vida.
Amigos que
se nos fueron,
lo recuerdo
emocionado,
vivencias,
momentos buenos,
que en la
mente están grabados.
Como recuerdo a la promoción 4963 de
La Academia -
Nicomedes Pozón Requejo - 8.12.2011-
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