Cuando la vi
por primera vez me sentí cautivado, me dije, amor a primera vista, pero de
inmediato percibí algo, (es complicado de explicar), intenté conocerla más de
cerca le di la mano y atravesé su cuerpo, había presencia pero no esencia, era
transparente, me había enamorado de su holograma, juré encontrarla me atraía físicamente aunque
no pudiera tocarla.
De aquella
presencia tangible o intangible que impide la nada había adquirido al
traspasarla una conexión emocional.
A veces pienso
que mi diosa, ese objeto de deseo, lo inventé para mí y se desvaneció cuando se
acabaron mis fuerzas.
Me sentía
alucinado me dio por pensar en una nueva raza más inteligente que la nuestra
que podía viajar de un lugar a otro sin presencia física.
Mi mente
distorsionaba la realidad, estaba poseída por el embrujo de amor en medio de la
nada, tropezaba con la obsesiva ilusión de ser parte de quien no lo permite.
Mi amor es
como una flecha imparable que atraviesa su corazón infinito.
Ahora siento
su presencia y mientras escribo, diseño un plan para un encuentro en la
distancia.
La
pasión me va subiendo, me imagino viajando con ella por todo el planeta sin
movernos de nuestro hogar, estar siempre a su lado cautiva y hechiza mis
sentidos, hasta que se activa el interruptor de la mente y llego a pensar
seriamente en casarme por poderes, (no es necesario presencia física), así no
me sentiría agobiado por la lista de invitados.Copyright © M-005794/2015.....Publicado en la Talega nº 31 Agosto 2015