Una noche de gloria Siento
mi alma crecer, en
el inmenso campo de las arterias, una
sonrisa helada, en
mi conciencia estalla, derramando
la dicha que
encontré una mañana.
Un
pálido destello se desploma, bajo
la ciega noche, para
caer después como mustia flor, sedienta
de vida.
Los
oídos se afinan y perciben, como
agoniza el tiempo, la
soledad reina dentro de mi pecho, presa
de las horas de desaliento.
Debilidad
que aprovecha el alma, para
liberarse del cuerpo, con
sus alas de fuego vuela, buscando
el eterno deseo.
Contemplo
extasiado su preciosa forma, que
en mi cama reposa, como
un astro celeste, después
de una noche de gloria. Copyright © RTPI – 16/2023/1053
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