Los invasores de la luna
Están masacrando a la Tierra y
ahora quieren invadir la luna, no se trata simplemente de un regreso como
anuncian, sino ambiciosos planes de colonización y poderío.
Veo a los enamorados mirando a la
luna, y siento frío.
El cielo está cubierto de frases desestabilizadoras, palabras que caen como gotas de lluvia, a besar los encantos húmedos del manto terrestre, han arruinado el planeta del que han mamado durante siglos.
Hoy la luna se encuentra agotada, cubierta por un manto gris que impresiona, un abismo oscuro que afecta a su gravedad.
Su lecho un mar de silencios, sin
brisas ni vientos, estremecen los gritos de dolor de las gaviotas, con llantos
de extrema congoja.
Transita la luna roja, entre las curvas del viento, paraísos irredentos, empapados de ilusión, sueños que excitan e impulsan, el llanto del corazón, amarguras secretas que rompen con su dolor.
Carece de sentidos que mentes oscuras, sin alba ni crepúsculo, lideren a corazones abatidos, que han decidido rendirse a estas hordas, sedientas de poder que amenazan nuestra existencia.
Abro mi ventana a la brisa de la noche, justo en el momento que la luna se abre paso entre los barrotes de la reja del cielo, el tiempo calla y se detiene a escuchar la melodía de sus lágrimas, aquella noche sentí miedo, el manantial de donde brotaban sus lágrimas estaba seco, como si hubiera vomitado la tristeza acumulada, proyectando a la tierra el aspecto de su estado.
Esta luna terrenal, la luna de enamorados, una luna sin igual, luna amada, evidencia de que nada es para siempre, y esta humanidad silente, una oscura realidad, han despojado a la luna del cordón umbilical.
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Me gusta tu trabajo sobre la luna, hecho con la exquisita sensibilidad que te identifica.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte
Ana San Emeterio
Tu relato está cargado de tanto realismo que logras traspasar las fronteras de los sentimientos y la emoción nos embarga.
ResponderEliminarUn beso
Olga Higueras