Faena
eterna,
Sin
tiempo para disfrutar de la tierra bendita,
Como
el agua en el puño,
Jinete
solitario,
Cabalgando,
entre ráfagas de viento,
Aves
en desbandadas,
Camino
interminable de sudores y lágrimas,
Amanecer
labrando,
Arraigada
lealtad y entrega a la tierra,
Siembra
el grano, implora al cielo,
El
sol ardiente, fríe su alma,
Atardecer
gris, con arco iris esplendoroso,
Cae
la lluvia y cesa el llanto,
Las
fértiles cosechas aparecen,
Trigales,
pan y miel,
Latidos
de placer,
Aroma
de flores de perfumes intensos
Mundo
de fantasía,
Paz
de los sentidos,
Torrente
fresco de riachuelos,
Sueña,
goza, siente y vuela,
Por
el firmamento de diamantes,
Como
estrella fugaz surcando el cielo.
Copyright © 16/2012/1160
Latidos de placer por todo el poema, emotiva inspiración, impregnada en el trabajo duro que realiza el hombre del campo sus sufrimientos y sus alegrías y lo poco recompensado que está su trabajo, el fruto se lo lleva otro.
ResponderEliminar<gracias
Esa tierra bendita que le despierta al amanecer, casi antes que cante el gallo, necesita su cariño que la mime como a una bella mujer, no por necesidad u obligación, sino por costumbre, se desperezó y abrió de par en par la ventana para observar la escarcha en la hierba, Se cubrió con su abrigo y salió fuera a por leña, le salió al paso su perro, y después de encender el fuego, almorzó y a la faena.
ResponderEliminarMuy bonita
Poesía en la que se describe, muy bien, ese trabajo agotador del hombre del campo, con resultados, a veces, dudosos debido a la madre naturaleza.
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