La flor del amanecer
Cuando
se levanta el alba, las suelas de mis zapatos comienzan a moverse, siento que
me falta tiempo para recorrer con devoción desmedida, caminos de hinojos,
campos con destellos verdes, montes con aromas de lirios malvas.
Anhelo
encontrar la flor del amanecer, para que me introduzca la ilusión en el cuerpo.
Camino
ligero antes que el sol se desperece, otorgándome el infinito placer de
contemplar su fulgurante salida, regalo inmenso para mis ojos y fervor místico
para mi alma.
Su
impresionante silueta, salpica de vida el paisaje, su llama encendida penetra
en mi cuerpo, como si del cielo se descolgara un ángel de luz, que te deja sin
aliento, su singular belleza agita todo los pulsos de la vida.
El
silencio se rompe ante el bullicio de mi entorno, miles de almas hambrientas
buscan el maná en los perfiles rústicos del espacio.
Desde
pedestales infinitos admiro la flor del amanecer, luz joven y alegre de claros
resplandores y radiante belleza, que invade las ventanas de la tierra.
El
viento ahuyenta a las nubes y brotan del cielo, imágenes de infinita frescura,
estampas vibrantes, sorprendentes y esquivas.
Un
sueño inmemorial, de una belleza extasiante, que dilata el iris de la
imaginación.
Recreando
mí vista en el paisaje, cuan hermoso es sentir esa emoción, por las pequeñas
cosas de mi entorno, para asombrarme todavía más, por esa paz que me regala tu
hechicera presencia de amarillez tan íntima, calado de ti, siento dentro, tu
mágico aliento, hasta embriagarme de tu fulgente hermosura.
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Me fascinan tus palabras que dan vida a un fulgurante amanecer.
ResponderEliminarLeerte es para mí un inmenso placer.
Un beso