Neándertal
Aprendí
de los sonidos,
a
poder oír sin ver,
el
lenguaje son aullidos,
de
aquellos hombres de ayer.
Niños
del mañana,
asoman
por sus costuras
las
mismas pecas humanas,
el
poder son sus capturas.
Las
voces cabalgan buscando su presa,
belicosas
gargantas profundas,
en
mi pecho de leche se inundan,
sus
pulmones blancos, sus labios de fresas.
Cual
jinete fiero del arte rupestre,
grababa
en la caverna de su cráneo,
escenas
de caza, hechizos agrestes,
mágica
y celeste la luna de antaño.
De
los huesos humanos,
salían
los signos del tiempo,
fábulas
de ancianos,
glosas
de esplendor entre los fragmentos.
Neándertal,
dulce melancolía,
somos
el fruto de tus raíces,
el
oso cavernario que ya se olía,
la
evolución que en el ser persiste.
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Me gustó en el fondo y la forma para llegar al Neandertal, la evolución de la especie a la que hemos llegado hoy día…, tu poesía me hizo sentir como si la especie humana a la hora de predecir el mundo, no haya anticipado el riesgo, somos el vacío sin alma, un juguete en manos de aquellos que creen que solo somos simples perdedores.
ResponderEliminarTe felicito y un abrazo
Al leer tu poesía y el comentario de Luca48 se me ha ido la mente al “coranavirus”. A veces surgen los problemas y creemos que como hay tanta distancia, aquí no van a llegar, pero cuando esto sucede, solo esperamos que se diluyan en el éter de la ignorancia.
ResponderEliminarPerdona amigo,
Para mi es un placer leerte