miércoles, 15 de mayo de 2013

Encarnada desnudez


Fui alcornoque  estirado,
Recio, fornido agraciado,
En lo alto de mi copa,
Mece el viento, mi rizada cabellera,
Cuán vigorosa  palmera.
 
Nací en sierra, peñascal erosionado,
De fósiles rodeado,
Escultóricos y longevos,
Para ellos fui placebo.
 
Siento lamentos de crujidos milenarios,
Ramas entrelazadas, como sudarios.
Resaltan sus pieles de oro y fuego,
Encarnada desnudez.
 
Imponente, como seres alados,
Del corcho protector despojados,
Raíces hincada en el suelo,
Almas desnudas, descarnadas,
 
Se oye fuente con sonido trémulo,
Cayendo en cascada desde lo alto,
Más allá un muro de silencio,
Roto por el tañer de  las campanas,
 
 Arriba agitación de pájaros,
Un halcón  caza una paloma en vuelo,
Expiran los últimos guiños luminosos del ocaso.
Al fin, se respira paz.

1 comentario:

  1. Bello poema en el que se respira paz al fin
    Crujidos de piel rosada difícil pasar desapercibido por tan bellas letras que te delatan y causan eco rompiendo el silencio mas sutil.

    Natalia

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