El mirlo blanco Al
despuntar la mañana, escucho
a un mirlo llamar, con
su pico en el cristal, el
cristal de mi ventana,
Tenía
el vientre nevado. y
en sus ojos había prados, prados
de hierbas mojadas, cantaba
viejas tonadas.
Su
papel era muy breve, con
voz alegre cantaba, el
ruiseñor de las nieves, aquel
pequeño juglar, asombraba
con su divino cantar.
Con
su alma pobre y fría, tiemblan
sus plumas al viento, las
sinuosa afonía… cual
serpiente en movimiento, Un
imán entre las ramas, que
a una víctima reclama, el
blanco de su veneno, un
ave tan peculiar, está
en la diana del miedo. Copyright © RTPI –M – 006470/2021
|
Un poema muy interesante, lleno de ingenio, fantasía y sentimiento.
ResponderEliminarMi felicitación