Cuando la imagino se
viste el mar de blanca espuma, una
leve brisa me roza las manos, me
impregna su aroma, tan dulce como
el azahar de los naranjos,
¡Oh
mar!! ella
vive en mí tan intensamente, que
veo a las olas, ascender
hasta mis labios, para esculpir su nombre.
Siento
también su oleaje, dentro
de un mar de recuerdos, que
salpican mi existencia, con
las aguas del pasado.
Intento
proseguir pero no puedo, sin
hablar de su belleza, esa
belleza que agita los deseos, un
tormento ciego, sembrado de dicha.
Cada
noche me despierto, recordando
a la mujer, que
voló de mi pensamiento,
una
fuente inagotable, para
escribir estos versos, salvados
del naufragio de mi memoria. |
Me encanta tu poesía. Describes sensiblemente aquello que imaginas, esos seres que en mar de los recuerdos, salpican la existencia con las aguas del pasado.
ResponderEliminarTe felicito
Dices que el amor es una fuente inagotable para escribir estos versos,
ResponderEliminary lo maravilloso es salvar al amor del naufragio, dándole voz.
Un abrazo