Con el agua al cuello El dolor había mordido su cuerpo, algo se le
atraganta, tal vez un quejido, quería olvidarse del dolor, y en ese olvido, un
grito de rebeldía, le hace tomar conciencia del momento, en que había llegado a
ese estado, “te quiero le decía y escuchaba otras voces confesar, que su amor
se deshacía”. Saber que no te aman, produce un dolor
insuperable, pese a la mutua atracción, un seísmo de profunda sinrazón, actuó
como detonador de un cálido escalofrío, resignado logró amar a su sufrimiento. Llora para sus adentros, cuando nadie lo ve, y finge
estar contento. Un sueño ahogado penetra en el abismo de su lengua, sin que nadie
lo empuje hacia el hueco que desgaja su corazón. En el ocaso pervive sin guerras ni batallas, lejos
de las inclemencias del tiempo, las fantasías logran aplacar su angustia y el
ímpetu volvió a él una vez más. Un hilo de cordura es el camino para desahogarse,
con el deshielo en su cuerpo, entró el calor y le gustó tanto la sensación que
simplemente se dejó llevar hacia océanos de primavera, ahora en su sangre
bullen nuevos estío. Un destello de vida entre las tinieblas de la
madrugada, consiguió vaciar su mente, después un delirio intenso cargado de
nostalgia que aún persevera. Copyright © RTPI –M –
006470/2021
|
Tu historia me ha encantado, muestras una sensibilidad muy especial
ResponderEliminarUn abrazo
Tu relato logra sin duda y plasma de una manera singular las desdichas de una persona muy
ResponderEliminarquejumbrosa.
Felicidades y un fuerte abrazo