Nada me detiene Con el iris abierto, fijando la
imagen de su cuerpo, acaricio sus
formas,
La magia de
sus ojos atrevidos, me invitan a
beber de sus pechos, y extraer el
néctar, de todas las
flores de su ser.
Embriagado
de besos, una
explosión de gozo, rompen los
muros del amor, erguido, me
vi flotando en su oleaje.
Nada me
detiene, bebo su miel
y la primavera nace… como un
sueño mudo de tanto amarse, entre
espasmos que danzan como sombras locas.
Sonriente me
mira, contemplando
el ocaso recóndito, que cierra
la noche, amando lo
intangible, a la luz del alma. Copyright © RTPI 16/2020/1580 |
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