No llegué a tiempo de ver a
mi alma enloquecer, cuando
tus ojos me miran, y
cuando rozó tu piel, abro
la puerta a la vida.
Oigo
en la noche tu voz y
en mi corazón su eco, y
en mis sueños la ilusión, cobijada
en el silencio.
¡Qué
música!, ¡qué viva llama! qué
de alegría me contagias, como
si todo tu amor, me
cayera sobre el alma.
Cuán
difícil es ver las nubes, que
cruzan el universo, son
como sombras perdidas, de
algún escondido fuego.
Qué
bonito es amar, para
alzarse a lo más alto, en
las noches otoñales, tocar
el cielo es milagro. Copyright © RTPI 16/2020/1580 |
Me encanta el poema.
ResponderEliminarLos poemas románticos hay que hacerlo como lo sabes tú.
Te felicito
Eva Roca