Luces y sombras Pues
vivir en el estío, es la claridad serena, con
el amor agotado en tardes de primavera, me
encanta cuando se encienden, las espigas de la tierra, con
esa luz tan hermana, de las pequeñas estrellas.
Buscaba
en el horizonte, una inolvidable escena, una
estrella de bolsillo, cumpliendo
una larga pena, en
los brazos de la noche, estaba la luna llena.
Cuando
amarillean las almas, no pueden ofrecerte abrigo, el
mundo es ese lugar tiene al frío como enemigo, el
sol sin peso brillando, con su ruta inacabada, las
tinieblas de la noche, no dan paso a la alborada.
Puedo
escuchar el silencio, que
huye en las madrugadas, con
sus antorchas colgantes, y
su flechas disparadas.
Siento
a mi cuerpo hundirse, en
tierra desconocida, con
la fe de cuantos aman, cuando
se apaga la vida
¡Ay,
mi alma!, ¿a qué espera? ¡por
qué se resiste tanto! si
está oyendo los tañidos, de
las campanas doblando. Copyright © RTPI 16/2020/1580
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Bellísimo poema, me ha gustado de principio a fin.
ResponderEliminarUn abrazo
Eva Rocha
Hermoso poema, cuando el alma se tiene llena de palabras que encadenan bellos sentimientos, no es de extrañar que el resultado final sea que el alma se resista a dejar el cuerpo.
ResponderEliminarFelicidades y un abrazo
Olga Higueras