La obligación manda No
podía despertarme porque no había dormido, los
pájaros del amanecer piaban y piaban, atormentados, ellos
también tenían que buscarse el sustento, también
oía a los autobuses bufar, llevando
el mundo al trabajo.
Intento
levantarme, ¡No
puedo con mi cuerpo!, de
nuevo hundo mi cabeza en la almohada.
Siento
el frío de otro cuerpo, que
anoche agitaba mi sangre, y
que al amanecer no tiene nada que ver.
Pienso
que debo levantarme, ya es hora, entonces
escucho una voz que me dice: ¿quieres
que hagamos algo? -me
estremezco-
Enciendo
la luz y sus pupilas azules, revelan
ternura, la beso… Su
mirada seductora late en mi pecho, ¡la
temo, de verdad! sabe
el día que me espera y
no es de placer. |
Hola Nico, me encantan como escribes, disfruto con tus versos.
ResponderEliminarUn abrazo
La magia del amor es tan deliciosa que acabas rendido de placer.
ResponderEliminarFelicidades y un fuerte abrazo.
Eva Rocha