La sombra que asombra Para
mí fue una locura, mirar
por la cerradura, que
ensancha la excitación aquella
sombra sin voz.
Frente
a mis ojos estaba, palpitante
como un beso, y
en mí la noche entraba, con
sus flechas disparadas.
¡Ay!,
su mirada, a
mi piel estremecía, y
mi corazón dormía, en
los ojos de la ausencia.
Oyes
cantar, y
ese cantar te desvela, es
el canto del amor, con
solo escuchar consuela.
La
divina barcarola, con
su cantar lastimero, y
en su secreta memoria, soy
errante marinero.
Aquella
sombra que asombra, era
la sombra del cielo, la
dueña de la penumbra, el
ángel de mis anhelo. Copyright © RTPI 16/2020/1580
|
Hay sombras de luz que es un mar azul en la noche de tus ojos.
ResponderEliminarUn abrazo
Eva Rocha
De que vale que una sombra te asombre, si en ella perdemos nuestra esencia y del ángel de los anhelo nada queda.
ResponderEliminarUn placer leerte