¡Malditos hipócritas! Cuando tomó la palabra, el murmullo se elevó, nadie escuchaba las letras, que exprimía su corazón.
Era
una voz reconocible, que
todos la respetaban, pero
las llamas prendieron, como
el rosario del alba.
¡Malditos
hipócritas! sois
el imperio del mal, os
creéis inteligentes, sin
nada que celebrar.
Os
maltrata el subconsciente, negáis
el agua y el pan, y
curáis las heridas con sal, al
mundo que tanto amáis.
¡Malditos
bastardos! presumís
de ser humanos, cuando
no reconocéis, ni
a vuestros propios hermanos.
Sois
gusanos, esa es vuestra condición, y
aunque os tiemblen las manos, buscar
una solución que nos permita vivir, como
seres humanos. Copyright © RTPI 16/2020/1580 |