¿De quién era aquella voz?
¿De
quién era aquella voz?,
que
curaba el alma mía,
veo
trepando al dolor,
por
profundas galerías.
Aquella
voz me llamó,
ven
aquí, te limpiaré,
con
brotes de tierna flor,
tan
dulce como la miel.
Soy
el rehén de la voz,
de
la luz de su mirada,
como
duele el corazón,
cuando
el silencio lo calla.
Mudo
como la hache,
me
quedaba, no era su celestial figura,
ni
sus ojos de azabache,
¡era
su voz!, ardiente, divina y pura.
De
quien era aquella voz,
de
tan linda simetría,
amándola,
me olvidó,
cuando
mi alma más bullía.
Copyright © RTPI 16/2020/1580
A veces una voz desconocida, te llena de paz y sosiego.
ResponderEliminarMi felicitación.
Eva Rocha
Aunque la vida esté triste, tu poesía despierta los sentidos.
ResponderEliminarUn abrazo