Te llevo metida...

Te llevo metida…

Te llevo metida, tan dentro, tan dentro,

que aún reverberan tus divinos ojos en mi pensamiento,

misterioso encanto,

Son tus labios rojos, son belleza y canto,

auroras de anhelo,

dos islas doradas de febril consuelo.

Te llevo metida, tan dentro, tan dentro,

que vienes volando a mi pensamiento,

quizás no seas nadie, quizás solo viento,

siempre seré tuyo, sabes lo que siento.

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Ay, su deliciosa boca

Ay, su deliciosa boca

Su deliciosa boca,

se abre palpitante,

pecar me lo provoca,

la urgencia del instante.

La luna se desata,

mirándome encendida,

misterio que arrebata,

entre paréntesis su herida.

Mi boca entre su boca,

empapadas de amor,

sus besos me desbocan,

son polos de atracción.

Hubo un largo silencio,

su piel sobre mi piel,

susurros que trae el viento,

habítame otra vez.

Mi terso cuerpo oscuro,

ardiente y tembloroso,

redondo, firme y  mudo,

se desliza gozoso.

Hasta rozar su cueva deliciosa,

clavada tan profunda en medio de mil besos,

su dulce infierno rosa,

calado hasta los huesos.

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Nació la primavera

Nació la primavera

Nació la primavera en mi corazón,

mientras contemplaba la luna llena,

preludio del amor.

En el momento que creí tenerla,

torbellinos de colores,

se formaron en el iris de mis ojos.

Tenía ganas de congelar la imagen,
y abrazado a ella,

 fulminar el tiempo.

Jugando a crear la eternidad,

por las calles del cielo,

admiré las flores de su alma.

Me bañe en su armonía,

sé que nada es para siempre,

aunque hay noches que parecen días.

Era la encarnación de la hermosura,

volé por mis sueños para encontrar

la lozana flor de quien tanto hablan la lluvia y el sol,

El imperio de la rosa solo existe en mi amor,

y florece para mí y me muestra su belleza,

y así sin hablarnos, nos decimos miles de palabras,

hasta que se marchita el ruiseñor, que vuela en mi cabeza

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Montar en cólera

Montar en cólera

Monta en cólera,

el caballito de mar,

cuando lo azota el viento

y el tremendo temporal.

Un día perdió sus alas,

y sus ganas de volar,

las caracolas le animan

a que vuelva a relinchar.

Hubo un tiempo,

en que arrastraba sus pies

y con enorme interés

conseguía hasta bailar.

Una vez llegó a volar,

que ilusión,

el que no tienes alas,

tiene imaginación.

Así el caballito de mar

consiguió la libertad,

y en su lecho de corales,

comenzó el ritual.

Danzaban y danzaban,

con sus colas enroscadas,

los corceles galopaban,

el romance y la unión.

Y sus cascos retumbaban,

con chasquidos de pasión,

y en sus ojos se veían nubes de encanto,

cambiando de color.

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El amor que llevo dentro

El amor que llevo dentro

No tengo rostro,

tampoco alma,

y aquellas manos,

ya me tocaban.

Me trasmitían amor

amor incondicional

a un fragmento de vida,

que estaba aún por llegar.

Ella me decía:

Te pienso

y te veo en la mirada,

con los ojitos abiertos,

esperando, a que te ilumine el alma.

Vio de pronto abrirse el cielo,

al dolor que la dilata,

mi imagen todo un misterio,

a su corazón se ata…

Por perdido daba yo

ese mágico momento,

cuando de la nada sale,

el amor que llevo dentro.

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Modo imperativo

Modo imperativo

Abrid, abrid,…

los ojos del huracán,

lo que urde en su mirada,

es el juicio final.

Escuchad, escuchad,…

al cuerno del viento,

rompiéndole el tímpano al tiempo.

Sentid, sentid,…

a la vida estremecer,

los años quieren volver,

el pasado no responde,

y el clima muere de sed.

Mirad, mirad,…

al paraíso terrenal,

sembrado de minas,

y el globo movil-izándose,

al son de los tambores de la red.

Oíd, oíd,…

al gallo cantar, encrestado,

su voz se apaga, agotada…

un tañido de campañas,

abre el amanecer,

lo digo con sentimiento,

cantó el gallo hasta quedar sin aliento

y murió antes de ceder.

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Mi estrella indefinida

Mi estrella indefinida

Mi estrella es un astro indefinido,

brilla en medio del universo,

colgada del mal de altura,

yo la observo y descubro,

Que es clara y refulgente,

pero cuando anochece se va difuminando lentamente,

y dormita en la penumbra hasta que aparece la luna llena,

entonces mi estrella fija sus ojos,

Y el misterio que arrastra la ley de las atracciones tiene lugar,

la diosa genuina de la noche,

la envuelve bajo el dosel de su belleza,

aúllan los lobos en el bosque encantado de sus cuerpos.

Soy inmortal y a ti te quitaré el tiempo,

para que seas siempre joven,

ese fuego que te quema, en plena boca al besarte,

es un misterio como lo son nuestros sueños.

Fantasías de estrellas,

sombras que se deslizan,

por la anatomía de nuestros cuerpos.

mientras el tiempo calla.

Mis labios absortos en su celeste luz,

sienten el placer de su boca,

una ola de emoción, asida a una convulsión

de un estelar orgasmo de proa a popa.

Te quiero me decías,

mientras mi figura se encorva

y mi esencia se va diluyendo,

dentro de su sombra.

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Quizás algún día

Quizás algún día

Cuando el pasado vuelva,

de aquel adiós sin mañana,

quizás entiendas porqué,

tu alma tiene mis alas.

Mi amor nació contigo,

en el edén florecido,

al son del silencio,

que inflama tus pechos.

Quizás algún día

con la miel de tus labios,

hilvane un dulce abecedario,

para besarte en cada sílaba,

y al final quedar unidos,

por las rimas del deseo.

Quizás algún día me encuentres,

postrado y sin memoria,

queriendo conocerte,

y una lágrima solitaria cruce mi rostro.

Quizás algún día te diga adiós,

me veré con la muerte,

y a solas conmigo y satán de testigo,

estará la sombra que me lleva de la mano cogido.

Quizás algún día se acabe la esclavitud,

porque han mutado las conciencias de los abusadores,

y el mundo girará de nuevo con alas de amor y de cordura.

Quizás algún día el infierno se congelará,

y mis cenizas vagarán en ráfagas de viento,

hasta encontrar al híbrido gemelo. (el cielo)

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Covid-19

Covid-19

Invisible bicho que nos condena,

con fuego helado que no se siente,

aroma de pólvora en nuestras venas,

cobarde ser, con nombre convincente,

                   

Espectral mundo, en celdas de colmenas,

sin duda inolvidable, el dos mil veinte,

primavera sin rosas ni azucenas,

con aves que no trinan, un mal presente.

Nada somos más allá de la tierra,

tras la fatídica angustia de vivir,

sin las gentes con sabor al pasado,

Volverán con sus alas de luz eterna,

libres para con nosotros compartir,

alboradas de amor a nuestro lado.

Autor Nico Pozón Requejo

Pobrecita mía

Pobrecita mía

Pobrecita mía,

daba tanta pena

que en el aire ardían,

castillos de arenas.

Jamás en la vida,

suplicó consuelo,

un amor que tuvo,

se murió de celos.

Su escultural talla,

de enlutado manto,

merece del hombre

destellos de encanto.

Cuando pasa por mi lado,

oigo música divina,

y me quedo embelesado,

con los pájaros que trinan.

Hay gozo en su corazón,

y en su alma hay amargura,

su amor en el panteón,

envuelto en trágica duda.

Pobrecita mía,

divina, cual sol naciente,

cuando muera el día,

que seas tú mi presente.

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