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Una mañana jubilosa, al despertar,
se deslizó del cielo con ágil movimiento,
una diosa de espectacular arquitectura,
como una estalactita bailó en mi pensamiento,
Una divinidad sin parangón,
sonrisa clara como el sol,
labios de adolescente,
amor y dicha viviente.
Bajo el silencio del infinito cielo,
un ángel enamorado,
un excitado viajero,
breve pasión de un sin pecado.
Tiene hambre de su boca,
hijo del fuego y del hielo,
ardiendo a su flor se enroca,
olvidando sus recelos.
Aletean las blancas mariposas,
en un vertiginoso vuelo,
palpitan ángel y diosa,
en un lugar bajo el cielo.
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jueves, 21 de febrero de 2019
Un lugar bajo el cielo
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He disfrutado leyéndote, tus versos buscan la imaginación y entre ángeles y diosas el amor es otra cosa.
ResponderEliminarQue tengas un bonito fin de semana
Eva Rocha
Un poema realmente hermoso. Todo se queda en silencio ante el brillo de la diosa de tus versos.
ResponderEliminarFelicidades y un fuerte abrazo.
Tu poesía es como una sinfonía escrita para el amor celestial, simbiosis de inteligencia y belleza, erotismo y sensualidad.
ResponderEliminarUn poema espectacular.
Felicidades