El eucaliptus es
un árbol de origen australiano, de crecimiento rápido, que puede llegar a los 30
o 35 metros de altura.
El de la
fotografía está situado en Las Cañaveras, (junto a las minas), en Burguillos
del Cerro.
Es un árbol
antiguo, de gran altura, muy corpulento y de
corteza gris clara.
Siendo
su característica principal la singularidad
de su tronco una mano abierta con seis dedos.
Al ser sus ramas
abiertas y largas originan una copa alta y de gran porte.
Las flores del
eucalipto son como especie de cápsula endurecida cerrada por una tapadera.
Las flores son
pequeñas y blancas y al desarrollarse salta esa tapadera, y deja al descubierto
los numerosos estambres cargados de semillas que han pasado del color verde al
marrón.
Foto original
de árboles con alma.blogspot.com
Los
frutos son también muy peculiares: Se asemejan a una especie de campanilla.
Foto original de árboles con alma.blogspot.com
Y terminamos con dos
fotos y una poesía:
En la primera: Podemos ver su
forma inconfundible de mano abierta con seis dedos y una pequeña parte de su
ramaje.
Y la segunda tomada
desde las minas: Al fondo Burguillos, (la torre y el castillo). Dónde se puede
apreciar su gran altura, con respecto al encinar de su entorno.
Al eucalipto “Seis dedos”
Nació en Las Cañaveras, majestuoso y
galano,
Escoltado por alcornoques y encinas,
Ocupa el espinoso llano,
Junto al silencio eterno de las
minas.
Siempre estuvo allí, esperando para
echarles una mano,
A los mineros, con sus seis dedos,
Se rompían el corazón en ese infierno
del miedo
Picaban y empujaban vagonetas con un
esfuerzo inhumano,
Se oyen doblar las campanas,
De la ermita, llora y llora sin consuelo,
La explosión se tiñe a grana,
Por la muerte de un minero.
El sol con su fuego verde,
Despierta a la luctuosa mañana,
Brisa de luz que su alma yergue,
Elevando la savia por sus ramas,
Al atardecer se llena de pájaros con
sueño,
Que retornan a la intimidad de su
nido,
Sinfonía de píos y arrullos,
Fantasmas del susurro y del murmullo.
La noche se llena de fragancias y
olores,
Cierro los ojos, aún le veo y me
embeleso,
Siento la vida impregnada de colores
y sabores,
Y del cálido perfume en sus hojas
impreso.