En
un empinado cerro,
De
la villa de Burguillos,
Emerge
de un roquedal,
Su poderoso
castillo.
Hay
vestigios que demuestran,
Que
su origen es templario,
No
hay restos de musulmán,
Que
atestigüen lo contrario
De
forma rectangular,
Con
torres en las esquinas,
Para
hacerle un homenaje,
A
la parda, la divina.
Con
ojiva engalanada,
Y
con escudo prendido,
Mostrando
su señorío,
Y
también el poderío,
Del
Temple que lo ha erigido.
Miro
al castillo y suspiro,
Que
faro, que fortaleza,
Que
mirador, que belleza,
Seduce
como un zafiro.
Que
te invita a contemplar
Como
un águila en vuelo,
Al
pueblo en un pañuelo,
Las
sierras y el matorral,
Monumentos
y encinar,
Y
hasta el puente medieval
Copyright © 16/2012/1160
Magnífica poesía evocando al espíritu del temple y lo que representa para vosotros, ese faro, esa fortaleza.........Un fuerte abrazo
ResponderEliminarGenial como siempre. Que bonito el verso de hacerle un homenaje a la parda la divina. Para el que no lo sepa la torre del homenaje y torre parda es la misma torre conocida por los dos nombres: Me he quedado disfrutando con la poesía y con el sentir y el amor que envuelve a todas ellas.
ResponderEliminarFantástico, me ha impresionado, es increíble lo que se puede sacar cuando las piedras hablan y expresan los sentimientos.
ResponderEliminarFelicidades
Me encanta, ¡qué arte tiene!, eres mi favorito.
ResponderEliminarDespués del periodo vacacional, con "corte de apéndice", incluido, le dedicas todo un piropo al castillo de Burguillos. ¡magnifico!
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