No digas nada
No digas nada, escucho tus pensamientos, emiten un
gran lamento y es que la ausencia de
amor, es como un grito de dolor, al sentirte por la vida desgarrado.
Los sueños ya no aguantan, solo le queda el
reflejo de su inquietante mirada, quizás
por eso, su mente quedó en blanco, dentro de la noche oscura.
Fue tal el laberinto de emociones, que pude leer
en sus labios sus múltiples contradicciones.
Durante un momento su imaginación pasó página y
aquel ruiseñor alado, avanzó por los aires como una nube de plenilunio.
Todo está quieto, excepto los desnudos cipreses de
color carne y mirada sugerente.
Su desnudez me ha permitido ver la tristeza que
hay en su espíritu que me ha llevado a una cierta inquietud.
Los espacios en blanco, tal vez sean la nada invisible,
los ojos del alma, que dejaron en su mirada pensamientos, que no se atrevieron
a exponer lo que callaron para siempre.
No obstante puedo decir que era un hombre sincero,
cargado de otoños, veo como sus hojas caen en el más profundo anhelo y en sus
ojos una turbia confusión, nunca se le abrió una flor, no encontró la manera de
llegar hasta donde su imaginación fue capaz de soñar.
Copyright © RTPI – 16/2023/1053
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