La feliz inocencia
Soy
la mano que mece la cuna,
la
mano que sostiene el biberón,
gozoso
con su alimento,
le
sonríe el corazón.
Cansado
estoy de mirarlo,
te
queremos un montón
dispuesto
en todo momento,
a
succionar el pezón.
La
magia del alimento
le
desborda el corazón
llena
tiene la barriga,
de
leche y de mal humor.
Desnudo
sobre mi pecho,
va
madurando el amor,
creciendo
como un ciprés,
hasta
el infinito albor.
Sin
embargo yo no quiero,
que
al crecer pierda su esencia
que
lo más puro del alma,
es
la feliz inocencia.
Copyright © RTPI – 16/2022/3061
¡La ilusión de la casa!
ResponderEliminarEse ser que empieza su peregrinaje por la vida, con sus dichas y desdichas y que tan felices nos hace a los mayores, con todos sus movimientos y todos sus gestos.
Muy bien por tu poema.
Un abrazo.