La culpa es mía Soy
culpable de haberla amado,
y
olvidarme del dolor que ella me causa,
de
repente, me sobrevino el miedo,
podía
escuchar un murmullo en mis oídos,
devorando
mi garganta.
Ahora me siento morir, aunque mi cuerpo esté vivo,
y
mis versos me recuerdan,
que
mi amor nunca fue correspondido,
fue
la llama del amor, en cerebro adormecido.
Aquellos
ojos hermosos, me seducían,
arrullando
en mi mente soñadora,
mientras
la luna en silencio,
a
mi alma la devora.
Las
fuerzas me abandonaron,
huyeron
a la memoria,
deformándose
mis sueños,
en
espejismos de euforia.
La
culpa es mía, solo mía,
veo
mi cama vacía y su corazón en llamas,
y
aunque repito su nombre, ella finge desear,
otro
campo de batalla.
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Interesante, tus versos me recuerdan a esos amores tan efímeros que no da tiempo a saborearlos.
ResponderEliminarRecibe mi abrazo
Eva Rocha
Una poesía muy bella, me ha gustado mucho.
ResponderEliminarSaludos
Uy, nadie se culpa por haber amado, aunque te des cuenta de no haber sido correspondido…el poema es perfecto, lo describes muy bien.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo