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Plegando su manto
rojo,
Extendido por el mar
del cielo,
El sol lavaba sus ojos,
Y miraba con recelo.
Una gruesa nube
negra,
Perturba su amanecer,
Con capirote de meiga
Amenaza a oscurecer.
Al acercase a la
playa,
Tormenta negra de
cola,
Se desliza y rompe
olas,
En las arenas
doradas.
La nube negra se
aclara,
Y se funden los
colores,
El verano da la cara,
Con rayos
abrasadores.
Los zumbidos de
cigarras,
Sus notas de fuego al
sol,
Oxigenan el calor,
De ese marchito
verdor,
En las hojas de la
parra.
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16/2013/8581
Bonita poesía, una historia muy bien entretejida sobre nuestro gran astro. Me encanta desde que se levanta y recoge su cama, se lava y otea el horizonte y no lo ve muy claro, la poesía se va formando y poco a poco nos vas adelantando que estamos en la estación del verano, posiblemente en el mes de agosto.
ResponderEliminarHay que tener la más intensa luminosidad para dejarnos estos versos:
Los zumbidos de cigarras,
Sus notas de fuego al sol,
Oxigenan el calor,
De ese marchito verdor,
En las hojas de la parra.
Un gran beso querido amigo
Abres las ventanas al sol naciente que embellece tus versos y los convierte en oro, irradia alegría y los llena de luz.
ResponderEliminarMis felicitaciones
Una poesía tan brillante como el sol del amanecer, bonito despliegue de belleza y excelencia.
ResponderEliminarUn abrazo
Meritorio poema una narración llamativa a los despertares de nuestro astro y los avatares que sufre para poder iluminarnos como tu lo haces con tus hermosos versos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Poco nos has llevado de la mano desde el lecho del sol y salimos con ánimo pero el lado oscuro quería privarnos de la claridad de la luz que habita en sus raíces Sentimientos que despierta la visión de esas cigarras con sus notas de calor que oxigenan la pasión de nuestras miradas por tus versos.
ResponderEliminarFelicidades