Salí a pasear pero no
como un día cualquiera, hoy me lo pedía el corazón. Se estaba aburriendo y
cuando lo hace es peligroso llevarle la contraria, me gusta darle pequeños
caprichos así lo mantengo en forma.
Un galope melodioso me
hizo sentir que estaba enfadado, respiré profundamente al tomar contacto con el
campo, noté que ese día quería marcha y que el cuerpo no estaba por la labor,
no le seguía el ritmo, el frescor del amanecer acariciaba mi cara y la luna
llena se resistía a marcharse.
De repente el silencio me
atrapó, perdí el control de la situación e irrumpió en mí el desvanecimiento,
trate de mantener la calma y esperé:
Los nervios invadieron
mi cuerpo con histéricos sonidos, inundándome como un torrente sin control
hasta perder el aliento.
Todo a mí alrededor es
campo yermo, mis gritos resuenan con fuerza en agónico eco.
¿Estaba a punto de
morir?, ¿O era el pánico el que me atormentaba?
El tiempo
pasa volando, aunque yo nunca lo veré. Sentía el corazón del
viento, latir en mi corazón y miles de sentimientos sucumbir a la excitación.
Abrí las ventanas a los
recuerdos de los seres queridos que me adelantaron en el viaje y a los que seguían
allí conmigo, anunciando mi despedida.
Miles de sombras van
cubriendo los espacios azules que en el cielo iban quedando, había llegado el
momento de dejarlo todo, busque detrás de cada sombra y encontré una luz difusa
que venía hacia mí, era mi rayo de luz.
Nico 12.05.2014
Por la forma que te expresas vivo lo que escribes, sacas los sentimientos a pasear describiendo de una forma magistral el momento de la muerte.
ResponderEliminarTe ha quedado muy bien y he disfrutado aunque con mucha ansiedad.
Un gran beso
Relato apasionante y de gran belleza descriptiva narras el infarto de una forma ejemplar con genialidad y entereza.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes tu propia forma de narrar historias, confieso que la que nos cuenta la he vivido en mis propias carnes y no quiero ver sufrir a nadie como yo lo hice.
ResponderEliminarFelicidades porque das en el clavo y admiro tu valía de comunicador.
Feliz fin de semana
Nos haces vibrar con una tensión apasionante donde reflejas todos los detalles que conducen a la embolia. Espléndido
ResponderEliminarTe dejo un abrazo
Tu relato da pié para decir ... "Que bello es vivir" . La vida merece erguirse en vertical mas allá de las caídas.
ResponderEliminarMuy emocionante tu relato hasta el último aliento.
La vida entera consta de pequeños momentos de felicidad que unidos consiguen ofrecernos una existencia inolvidable. No conviene relajarnos y avisos que se producen en nuestro cuerpo y nos parecen insignificante hay que considerarlos y sobre todo escuchar los latidos de nuestro corazón que nos marca el paso a seguir antes de emprender un angustioso viaje… “Cuidémoslo”… El corazón es muy sabio, igual que el autor del relato.
ResponderEliminarBesos
Mónica
Magnifico relato de una muerte anunciada, de pronto te encuentras en medio de la nada, buscas a los tuyos y no los encuentras lo que si ves es el último rayo de luz que te muestra el camino del más allá.
ResponderEliminarSaludos
Se queda una atrapada con tu agónico relato, pero de todo se aprende aunque quisiera saber que te pasa por la mente en esos momentos y si ves el final ¿Qué piensas? ¿Qué frase le dedicarías al último adiós?
ResponderEliminarQue tengas un buen día y que tus sueños se cumplan
Besos
La foto que acompaña al relato preciosa y el relato magnífico.
ResponderEliminarMe atrapa las sensaciones que produce el discurrir del infarto y también llegué a encontrar esa luz difusa que venía hacia mí y conseguí ver a mi rayo de luz.
Un relato corto muy bien llevado donde destacas que somos muy frágil y cualquier contratiempo puede acabar con nuestra vida....pura realidad no hay que abusar de nuestro cuerpo debemos dejarnos llevar por lo que nos pida y disfrutar de los pequeños momentos con amigos y familiares.
ResponderEliminarUn saludo