El
mar azul turquesa,
Allí
suele ser beligerante,
Las
olas se ven perdidas,
En
la inmensidad del océano.
Ocultan
sus miedos,
Mugiendo
de celos,
Buscando
ser absorbidas,
Por
otras olas para de nuevo empezar,
Tranquilamente
a navegar.
Las
gaviotas celosas vigilantes,
Bajo
el cielo gris que hoy amanece,
Acomodan
su terso cuerpo,
A
las primeras caricias que el viento anuncia.
Mudos
gemidos en un mar de gozos,
Olas
vestidas de espuma blanca,
Se
pierden entre las gélidas sábanas,
Del
horno apagado en su mullido lecho.
Miro
su cuerpo desnudo,
En
las frías aguas del silencio,
Me
acerco y le salpico,
A
veces me respondes,
Con
un ardiente beso,
Arde
de nuevo mi corazón inquieto,
Buscando
las mareas, las olas y resacas,
Su
cuerpo bullicioso cubierto de algas,
En
horas del crepúsculo,
Me
envuelve en su embriagante aroma,
Tumbados
en el regazo de las olas,
Que
rompen en las arenas de su cuerpo.
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16/2013/8581