Eco de mi ayer
Las
hojas del otoño vuelven a caer,
como
estrellas soñadas en la noche,
y
abandonadas con la luz del amanecer.
Se
oyen cantos, arriba en lo más alto,
donde
nacen las nubes por olas,
ahora,
se pone tierno el campo,
viendo
llorar al río que nos lleva,
a
la infernal morada de las tinieblas.
Aún
calientes las cenizas,
el
espíritu vuela con un vivir que sueña,
en
esa claridad desierta,
al
otro lado del túnel.
Escucho
tu voz como un lejano eco,
vuelvo
a la nada de mi pensamiento,
un
mar de dudas que vaga por mi espíritu,
intento
descifrar lo desconocido,
pero
me falta la confianza del padre.
Ahora
pertenezco a lo invisible,
sin
embargo los recuerdos del pasado,
pueblan
mi horizonte, y es que aún no se
y
no consigo entender, porque el huésped
que
se cobija en mí ser, es un eco de mi ayer.
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