Se ha puesto a llover (Revisado)
Caminaba bajo la lluvia, ocultando la cabeza en la
capucha de su chándal negro, a sus oídos llegaba la música como única guía.
Rehuía de las gentes que entusiasmada aplaudían a
los ciclistas que circulaban por el inmensa alameda, y al final en la meta
agasajaban a los ganadores, el bullicio era ensordecedor.
No quería encontrarse con caras conocidas, ahora
que el carnaval había pasado y aunque algunos se resistían a dejar atrás las
máscaras, él se quitó la capucha.
Transitaba por un camino salpicado de plataneros
de sombras, solo el rumor de las hojas empujadas por el viento interrumpía su
silencio.
Necesitaba escuchar su corazón para curar el dolor
de los ecos de nostalgia.
Sostenido por la ilusión de ese verano mágico
donde la felicidad lo llevó hacer locuras...
Había regresado a él, un halo de esperanza que le
animaba a seguir, tenía que borrar de su
alma la tristeza y el desconsuelo, un solo gesto de ella le bastaría para cambiar de opinión.
Sus vibraciones iban creciendo a medida que los recuerdos cobraban vida, las mariposas comenzaron a recorrer su estómago, -volverla a ver a pesar del desengaño amoroso-, (cuando salió volando como una paloma fugitiva).
Por fin llegó a lugar de la cita, sumergido en un
torbellino de emociones y sentimientos, nervioso e inseguro rompió su silencio, -demasiado tarde para rendirme-, de
nuevo cubrió su cabeza con la capucha y sus emociones se tendieron al sol, una canción le susurra al oído, “se ha puesto
a llover”
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