vuela la blanca paloma,
los cuervos se dan la mano,
la sonrisa se desploma.
Una luz para el futuro,
una bombilla candente,
en un mundo tan oscuro,
inclinado en su vertiente.
Miro ese hueco en el aire,
que se viste en la bahía,
es la boca del desaire,
tan temible como fría.
Ese arroyo encrespado,
se desmaya en la cornisa,
mientras los besos robados,
en mis brazos agonizan.
En el muelle de la aurora,
unas pícaras serpientes,
de sed y hambre imploran,
a la infancia sumergida en su
vientre
Copyright © 16/2016/1450
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