Pura y encendida cola,
compañera del alma, tan temprano,
ya te tiene cogida con la mano,
apuntando directo a su “amapola”.
Con este vaivén lento y seguro,
comenzamos la noche presurosa,
dirigiendo el peso de la cosa,
con este habano excelente puro.
Noche de pasión divina,
sin poder descansar un solo momento,
toda la noche cogida al instrumento,
sintiendo correr la adrenalina.
¿Polvo que naces del fuego,
porque cuando terminas luego,
estás tan decaído y extasiado,
que dejas a tu pareja fulminado?
Tanto placer se agrupa en mi cuerpo,
que por dolor me duele hasta el aliento,
una caricia dura, un golpe helado,
un empujón brutal me ha derribado.
Te daré mi corazón por alimento,
si prometes no tocar mi instrumento.
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