Mi
cementerio es sagrado, bajo la luz del silencio el sol se bebe la siesta y
hasta la luna canta bajito, para no despertar a mi gente de su silencio.
Me paso la
vida cuidando a los muertos, y percibo susurros extraños, escucho murmullos o voces,
tengo una capacidad innata para conectar con ellos, casi siempre pretenden
ayudarme y he llegado a oír cosas como: Lo peor no es estar muerto, lo peor es
estar enterrado en vida.
Hay días de
viento que los árboles crujen y sus ecos me hacen pensar que algo se me escapa,
discurren murmullos o susurros que conozco, y me turbo, no tengo visión de lo que oigo, entonces
aparece la frontera del pensamiento,
pasado esta, hay algo eterno.
Sumido en
las profundidades pierdo la consciencia y hace que mi frágil memoria encuentre
consuelo en mi familia, sobre todo en mi novia Cecilia, (la niña de mis ojos), es
muy sensible y muy buena persona, destaco de ella también la belleza de sus ojos negros, muy expresivos tan
grandes como aceitunas, su tez morena, sus cabellos de oro y por encima de todo
que me quiere a rabiar.
Le escribo
poesías, la observo cuando las está leyendo, me mira y vuelve a mirar como a un
fantasma asustadizo, se alarma por mí, de pronto guarda el poema en su pecho,
me sonríe, se acerca y me da un beso.
Cuando me
alejo de ella me invade la noche y recuerdo a los que se fueron sin poder amar
a la persona querida.
Ayer las
lágrimas volvieron al cementerio, el mar se cobró seis víctimas de un
naufragio, aquello parecía un valle de lágrimas, angustioso, desolador e
inesperado, no pude evitar que me
abrazaran y vertieran sus lágrimas sobre mi cara, después marcharon como
sombras, llenas de dolor y desconsuelo.
Hoy me ha
contado mi novia que antes de acostarse leyó uno de mis poemas y soñó que hacía
el amor en el cementerio y no era conmigo lo hacía con un muerto, pasó un miedo
terrible.
Ella exagera
al decirme que anoche se le heló el alma y que todo es consecuencia de mi
trabajo.
Yo le digo
que los tiempos no están para perder un trabajo como el mío, al fin y al cabo
lo que soy no lo aprendí en los libros, lo aprendí de los muertos,
es algo
sobrenatural o es mi capacidad de médium , conecto con algunos y me revelan pensamientos y hechos. He desarrollado capacidades sensoriales, (se que cuando los entierro sus secretos quedan flotando y
para llenar su eterno vacío se valen del alma viva del cementerio), “el
sepulturero”, yo se guardar la riqueza
invisible de su legado y cumplo con mi palabra.
Cuando salgo
del laberinto de sus profundidades pienso en mi novia y me siento tan vivo que la
busco y me entrego a ella porque ella es vida y me da su amor.
Autor: Nico
Pozón 30/10/2015