Verde inocencia

Encontré la sonrisa de tus labios hechizando mis ojos,

Vuelos de mariposas,

Deseos prohibidos cruzando semáforos  rojos,

Buscando manjares de espinas y rosas.

Revoloteas entre hombres, y ello te arrebata,

Tu inocencia tentadora los provocas,

Joven hermosa que al amor desata,

Abres las puertas  de tu vientre y los desbocas.

Te tuve entre mis brazos,

Me enamoré de ti,

Sin embargo entregaste tu virginidad

A un hombre extraño,

Ahora me cuentas que estás perdida,

No esperabas la llegada de un retoño,

Tu mirada alegre apareció aturdida,

Como el árbol despojado de sus hojas en otoño.

Cruce de miradas, el tiempo se congeló,

Vas a tener ese crío,

Al cobijo de mis brazos creció,

Y caminó en la vida como si fuese mío.

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Tortura absurda

¿Qué haría yo si no existieras tú?,

Que todo es como un sueño,

Que aún no ha pasado el tiempo,

Para que te conozca,

Imagínate que estoy dibujando tu retrato,

Imborrable, como yo lo recuerdo,

Tu cabellera es negra como la eterna noche,

Tus ojos dos imanes poderosos,

Tu boca  deliciosa grabada está en mí ser,

Tu corazón una emboscada de lazos,

Que un día con mis abrazos,

Se rinde para volver,

¿Algún día la encontraré?,

Eterno sufrimiento, como una herida abierta que sangra,

Me pregunto, ¿de qué me ha servido este tiempo perdido?,

Enviando mensajeros sin encontrar respuestas,

Si no existes tú no hay esperanzas,

Ahora te envío mis besos con el aire fresco de la brisa,

Intentando que alguno de ellos acaricien tu boca,

No sé si eres una ilusión que me hace feliz,

O un sueño que me atormenta.

¿Existes realmente, o eres una tortura absurda?

Se me acaban las fuerzas para seguir buscando,

Me consume el fuego interior,

No encuentro las pasarelas para cruzar el rio,

Sus aguas frías embargan mi alma.

Qué tal si mañana, el tiempo se rompe,

Y renaces a la vida,

Desapareciendo de mí esa agonía.

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Tórrido estío

El tórrido estío secó la vieja alberca,

Una nube negra volaba,  la lluvia acecha,

Al murmullo del agua, saltan las ranas,

Croan a coro esta mañana,

Las sombras tiemblan y se esconden,

Caía una flor dejando sus pétalos dispersos,

Su mirada triste no responde,

A las estrellas del universo.

El viento arquea al sauce

Que lava su cabellera bajo la lluvia,

Danzan de sus hojas lágrimas,

Que invaden el cielo de cristal.

Sol, lluvia y granizo,

Bendita agua alabada,

Con primavera templada,

Se desparrama gozo.

Cantan los grillos,

Los campos se cubren de amarillo,

Las mariposas traen el aire de la brisa,

Dibujando en sus rostros una sonrisa.

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Noche misteriosa

Lucía una clara luna,

Que iluminaba el salón,

Refugio de diversión,

Noche de poca fortuna.

Entre canción y canción,

Miradas marcan el son,

Un golpe de la ilusión,

Me deshizo el corazón.

Me recosté en un sillón,

Quede traspuesto, oyendo sin oír,

El viento azotaba mis entrañas,

Una sonrisa helada,

Me sacó de mi letargo,

Sumergido en el misterio,

Viajé al subconsciente,

A captar el espíritu de su mente.

Me recorrió un sentimiento estremecedor,

A sus ojos de cielo triunfante,

Se hallaba adherida el alba,

Devorando las sombras,

Invadiendo ese amor misterioso,

Grabado en la memoria de los tiempos,

Escuché su pausada voz:

La noche es joven, ¡vamos a disfrutarla!.

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Renacer a la vida

Como una nube pasajera,

Como una gota de rocío en primavera,

Hilo de plata del séptimo cielo,

Renace a la vida, ese amor primero.

Que acaricia a mi alma y me muero,

Cuando me amas y mi pasión provocas,

Quedo atrapado a tus ardientes besos,

Y a tu boca.

Nunca olvidaré, para recordar,

Ese amor primero,

Fue algo muy especial para mí,

Con ella aprendí a vivir.

Para mí el mundo eras,

Hasta perder su esplendor,

Ya no hubo primavera,

Y la flor se marchitó.

Ya no podré más besarte,

Ni abrazarte, ni tocarte,

Ni sentirte, ni amarte,

Solo podré recordarte.

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Ondas de fúnebre manto

Hay personas que tienen el talento de ver solo lo malo de las cosas y una noticia o una ocurrencia le genera abundante materia para hacernos la vida lo más ingrata posible. Su misión en la vida es dar mensajes funestos: ¡Aquí radio féretro, les habla a tumba abierta, su locutor preferido el ciprés!

Ondas de fúnebre manto

¡Aquí radio féretro!,

Ondas del fúnebre manto,

Ángel de mármol con bastón de mando y cetro,

Sermonea en el campo santo.

Les hablaba a tumba abierta,

Todos postrados a sus pies,

Alas extendidas muertas,

Del locutor el ciprés.

Es tanto el ardor que enhebra,

A cátaros y templarios nombra,

Sube el telón de las tinieblas,

Mostrando la siniestras orillas de la sombras.

Donde las almas oscuras sufren,

Sus rostros vuelan al frío mármol,

Dragón escupiendo azufre,

Quema el libro de los salmos.

Última mirada de sus ojos,

A la estelar materia abandonada,

En el oasis del silencio, el cerrojo,

Y al ciprés sus emisiones clausuradas.

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Solsticio de verano

El solsticio de verano llega,

desprendiendo energía a raudales,

el universo fragante se entrega,

al reino de la luz y de las señales,

La vida salta barreras,

hasta en las pequeñas cosas,

con alas de oros las nubes vuelan,

escoltando a la tórtola amorosa.

Las flores muestran sus bellos colores,

las aguas del mar acarician el cielo,

las mariposas emprenden fascinantes vuelos,

seducidas por el néctar de las flores.

De las palabras el poeta creó,

un mundo donde renació la vida,

los oídos escuchan la voz,

de un alma silenciosa y recogida.

El solsticio descubre los secretos de tu piel,

late en un corazón libre de ataduras,

su sangre fluye por un caudal de miel,

donde muere de amor la flor de la hermosura.

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No haré alusión a tí

Es posible que algún día,

Escriba una extraña y novedosa poesía,

Que no haga mención a ti,

Ni a tu pelo, ni a tu cuerpo, ni a tu piel,

Es posible que omita la dicha que hay en tus ojos,

Para borrar mi amargura,

Hablaré en silencio a los atardeceres rojos,

No citaré  a la mujer que siembra mi locura.

No haré alusión a ti

Aunque te necesite, para crear un paraíso de ilusiones,

Cuando te acercas a mí,  la paz me invade,

Cautivas mi persona,

No volveré a caer en tus manos,

Huiré de tu aroma,  bella flor,

Orquídea de mi jardín mundano,

Que me embriagas con la fragancia de tu amor.

Yo soy como la vida que te acosa,

Que se empapa de los poros de tu piel,

Ese embrujo de mujer dichosa,

Que me mantiene encadenado a las entrañas de tu ser.

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