En cuerpo y alma
Quien
dijo que el alma ignora
lo
que el cuerpo siente,
con
impaciente amor,
agitó
sus alas, mostrando
su
virginal blancura,
bajo
el mágico soplo de la vida.
Sus
encendidos labios,
expresan
deseos,
con
palabras que cautivan,
besa
su boca sobre las ondas puras,
el
corazón ardiente,
soñoliento
de ternura,
cierra
sus ojos lentamente.
Misterio
y miedo, devorado,
por
la angustia del recuerdo,
un
silencioso tormento,
cuando
se abre a la luz,
un
futuro pensamiento.
Toma
la vida de sus propias cenizas,
ah,
qué maravilla, dentro uno de otro,
alma
apasionada, amor profundo,
en
noche oscura y larga,
me
muero a solas conmigo.
De
repente se enciende,
la
luz de las estrellas,
se
pierde el encantamiento,
y
en su vertical caída,
vencida,
eres el fuego.
¡Soy
de carne todavía!,
son
las sílabas de fuego
una
cascada de luz,
emergiendo
de mi cuerpo.
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