Donde trepan las pasiones

Te llevo dentro de mí,

busqué tu amor te lo juro,

pero no estaba seguro,

no sabría que decir

Lo que siento yo por ti,

resiste a toda ironía,

te quiero y eres mía,

desde que te conocí.

Como pasión luminosa

que hace volar los sentidos

desnuda como una rosa,

con el perfume escondido.

En tu cuerpo de mujer,

esculpido en los rincones

donde trepan las pasiones,

por el árbol del placer.

Cuando sueño y te imagino,

con tenerte a mi lado,

un mágico torbellino

me sorprende enamorado.

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Así llegué a la poesía

Así llegué a la poesía,

las clases de economía,

esas inversiones frías,

unas finanzas sin rostros,

Que al oído me decían,

lo mucho que me querían,

y en cifra la vida entera,

subes y bajas escaleras.

Cómo explicar que la torre de peldaños,

se incrementa con los años,

y en la infinita escalera,

te pasas la vida entera.

Hasta que un día te das cuenta

que de ahí has de bajar,

rodando con los problemas,

sin apuros ni dilemas.

Haz de buscar una meta,

con unos versos sinceros,

soy tu poesía secreta,

¡ámame! sin ningún pero.

Hoy día soy un converso,

de las cifras pasé al verso,

me sedujo la poesía,

y me sigue enamorando cada día.

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Lo profundo del deseo

En principio fue un deseo fugaz,

un deseo de respirar tu aire,

de quererte sin verte,

de imaginar que existías.

He comprobado que

los deseos no tienen palabras, susurran,

como si quisieran manejar las emociones,

quieren ser dueño de tu amanecer.

Ese amor ciego al que te somete el deseo,

sin conocer a la persona amada,

esa trivial utopía,

cuando la pasión te embarga.

El deseo llama a tu puerta,

suspirando por la amada

la comunión de dos cuerpos,

desnudos bajo las sábanas.

Lo profundo del deseo,

es que no haya madrugada,

mientras habito tu cuerpo,

y poseo tus moradas

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Los ojos del espejo

Pintura de Alonso Pereira
Los ojos del espejo 

Quizás pretenda atrapar la belleza,

sin saber que está germinando el amor,

asombrado estoy del brillo de sus ojos,

pero no advierto los destellos de su amanecer.

Me quedo sin palabras,

sus ojos iluminan el silencio,

intento no rozar sus labios,

descubriría mi debilidad.

Quizás quiera atrapar mi corazón,

navegar por mi memoria

mirar en mi interior,

descifrar las sombras de mis dudas.

Me acerque a mirar los ojos del espejo,

lleno de curiosidad,

le planté cara,

lo que vi me llenó de asombro.

Su fino cristal estaba roto,

sangraba la piel de un amor adolescente,

sus trozos esparcidos por el viento,

habían quebrado su vida.

Me asombró el dolor de su mirada,

sus ojos desbordados de llanto,

provocaron en mí una inmensa tristeza,

entonces descubrí que el amor se derrumba,

al perder su intensidad.
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Búscame piel adentro

Desenvainando mi espada,

sobre aquel cristal helado,

encendí el horizonte,

donde reposa una mujer misteriosa.

Sus ojos sufren de pena,

a mí me lo parecía,

una flor tan delicada,

que del amor se escondía.

Esa cruel ironía,

que estando en su corazón,

dice que no lo sabía,

y no encuentra la razón.

Un mensaje circulaba por sus venas,

búscame piel adentro,

sigue la música del mar,

es romántica y coqueta como flor primaveral.

Apaga mi volcán embravecido,

pon en mis labios tus besos,

sed ese amante furtivo,

donde comulga mi cuerpo.

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Montando a una yegua loca

He cerrado mis oídos,

para no escuchar el llanto,

pero salen de mis ojos,

lágrimas, que dan espanto.

Iba a decir que te adoro,

pero no lo voy a decir,

si contigo sufro y lloro,

solo puedo maldecir.

Terror le tengo a tu ser,

y también a tus malas artes,,

me hiciste aborrecer,

el amor que me robaste.

No comprendo tu silencio,

si nací para quereros

un abrazo entristecido,

¿esa es la pasión que espero?

¿Porque vuelves y me provocas?,

anudas tus cadenas a mi cuerpo

tus pechos virginales en mi boca,

avivan a un mágico concierto.

Como alazán sorprendido,

montando a una yegua loca,

sin bridas y sin estribos,

agarrados a tus cabellos,

hasta perder los sentidos.

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Lágrimas en la lluvia

Un día comprendí sin entender,

la tristeza de tus ojos,

cuando la noche es tan clara,

y tu mirada en la lejanía se pierde.

Arriba un oscuro cielo.

llenos de estrellas nostálgicas,

sumergido en una lluvia de lágrimas,

inmóviles en el alma.

Hasta ahora era secreto,

el saber que  me querías,

la sombra de mi ceguera,

las dos caras de la vida.

Te quedaste sin tu alma

y yo te entregué la mía,

no sabía que otros besos,

tus encantos poseía.

Ese querer en exceso,

desgarra al sentir tu carne,

son lágrimas en la lluvia.

que odian atemorizarme.

Ya no me gusta volar,

soy un pájaro herido,

el reverso de tu faz,

es el germen de mi olvido.

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Aquella noche sin sol

Aquella noche sin sol,

caían gotas desde el cielo,

aquella noche de amor,

sus senos dos jugosos caramelos.

Aquella noche sin calma,

me paré para observar,

el embrujo de su alma,

¡Ay, aquella luz no me deja de hechizar!

Aquella noche mi bella amiga,

desde tu lecho nupcial,

me ofreciste alma y vida

para ver la eternidad.

Aquella noche de amor

entre las curvas del viento.

se curaron mis heridas,

me dejaste sin aliento.

¡Oh, aquella noche, me habló con el pensamiento!

cuando entraste en mi templo, mi ángel,

el placer se hizo eterno,

encontré el paraíso con el fuego de tu infierno.

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La tempestad

La tempestad movió sus hilos

y apartó las rejas de su corazón,

en mar abierto el destino nos juntaba,

su alma acabó cediendo.

Un vaivén amoroso

en la hola caliente del estío,

derrama su luz de vendaval joven,

y el alma se desploma.

Un abrazo invisible con tonos azules,

                               va llenando de aromas,                               

el énfasis de amar,

alucinante cielo, convulsionado a sus pies.

La magia sobre el horizonte,

hacen de nuestros cuerpos encharcados de amor,

un silencio crepuscular,

que nos calma, y da vida a un nuevo amanecer.

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