Imagen captada de la red |
Te
quiero tanto,
que
te amé sin verte
tus
dos mitades del alma
habitan
en lo más profundo de mi corazón.
La
mitad de tu alma, la buena,
me
dejó enganchado,
suspira
en mis venas,
tiemblo
como un enamorado.
La
otra mitad es la oscuridad,
la
imagen del mal,
se
fija en mi mente como un terremoto,
me
deja sin luz, soy espejo roto.
Estoy
perdido porque eres mía y no lo eres,
porque
me quieres y no,
por
agridulce, por tus opuestos poderes,
eres
fría y me das calor.
Eres
ángel y demonio,
dentro
de tu misma alma,
convive
en un manicomio,
que
dispara las alarmas.
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