Suenan las
doce en la noche oscura,
temblores de
dientes,
voces
estridentes
palpita mi
pecho, gime la locura.
Sombras
fugaces, trasparente nada,
tiñen de
sangre las madrugadas,
cólera en sus
ojos de brasas,
arden dentro
de ti calabaza.
Con su
eterna algarabía,
en la noche
del espanto,
sus mentes
calladas y frías,
huracán en el
camposanto.
Yo soy el
sepulturero,
el alma del
cementerio,
el que
levanta a los muertos,
¡fuera de
los agujeros!
¡En columna,
esqueleto recto!,
vamos a
luchar con saña,
tomen cruces
y guadañas,
bajo el
mando del imperio.
Autor: Nico Pozón 29.10.2015