Cautivo
de ese entramado de raíces,
Asidas
al cerebro sepultado,
Abriendo
caminos, cerrando cicatrices,
Recuerdos
y nostalgias del pasado.
Como
pude perder en la memoria,
Aquello
que me ha sido inculcado,
Si
no ha cesado de circular como una noria,
Todo lo que en la vida he venerado.
Lo
encuentro en mis raíces receptivas,
Buscando
a la primavera prodigiosa,
Para
ser brote, fruto y árbol de la vida
Has
de subir como las hiedras, silenciosas.
A su sombra y cobijo he conocido,
Los ciclos de la vida obligados,
Lo que el árbol tiene de florido,
Lo tiene en su origen enterrado.
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