Neándertal
Aprendí
de los sonidos,
a
poder oír sin ver,
el
lenguaje son aullidos,
de
aquellos hombres de ayer.
Niños
del mañana,
asoman
por sus costuras
las
mismas pecas humanas,
el
poder son sus capturas.
Las
voces cabalgan buscando su presa,
belicosas
gargantas profundas,
en
mi pecho de leche se inundan,
sus
pulmones blancos, sus labios de fresas.
Cual
jinete fiero del arte rupestre,
grababa
en la caverna de su cráneo,
escenas
de caza, hechizos agrestes,
mágica
y celeste la luna de antaño.
De
los huesos humanos,
salían
los signos del tiempo,
fábulas
de ancianos,
glosas
de esplendor entre los fragmentos.
Neándertal,
dulce melancolía,
somos
el fruto de tus raíces,
el
oso cavernario que ya se olía,
la
evolución que en el ser persiste.
Copyright © RTPI 16/2019/1187
|